Martín Demichelis tiene por delante el partido más importante del semestre con River. Los hinchas lo miran de reojo, su equipo está lejos del nivel que mostró el año pasado y perder una final podría delimitar el principio del fin de su experiencia como entrenador del Millonario. Pero lo que aumenta la presión para Micho es que del otro lado estará el Estudiantes de Eduardo Domínguez con Enzo Pérez en la mitad de la cancha.
Este miércoles, en Córdoba (desde las 21.15, por Star+, Espn Premium y TNT Sports) Demichelis y Pérez volverán a verse las caras en la final de la Supercopa Argentina tras la polémica salida del mendocino del conjunto de Núñez cubierto por un solemne silencio que en realidad dijo muchas cosas.
“Se me cruzan muchísimas cosas por la cabeza. Hoy se termina una etapa de amor. Soñé desde chico, desde la niñez, siempre soñé jugar con esta camiseta, siempre soñé jugar en este club. A esa gente de por vida le voy a estar agradecido…”
Con esas palabras, Enzo Pérez se despidió de River el 23 de diciembre, luego de conseguir su título número 10 con el club, al obtener el Trofeo de Campeones, tras el 2-0 del equipo de Núñez sobre Rosario Central en Santiago del Estero. Después, enfatizó: “No es el momento de hablar. Me quiero ir con los lindos recuerdos».
¿Qué tenía para decir Enzo Pérez y eligió callar? ¿Por qué no lo dijo? Evidentemente, el mendocino se sintió incómodo en su último tiempo en River, una situación generada por el malestar que tenía con Martín Demichelis, lo que quedó expuesto en aquella noche en el Madre de Ciudades y que se ratificó luego con la decisión del jugador de volver a Estudiantes de La Plata.
En Santiago del Estero, cuando Pérez salió del campo de juego, saludando a la multitud riverplatense que lo ovacionaba y besándose el escudo de la camiseta, al llegar a la línea de cal se abrazó con Jonatan Maidana, el otro histórico que se despidió esa noche y que lo reemplazó y luego empezó a saludar a cada uno de los que estaban en el banco de suplentes.
Empezó por los integrantes del cuerpo técnico y siguió con sus compañeros. Saludó a todos menos a Javier Pinola y a Demichelis. Con Pinola lo hizo después, durante la premiación. Se dieron un abrazo largo y sentido. Evidentemente, no se había acercado antes porque el ayudante de campo estaba casi pegado al entrenador.
Según pudo saber Clarín, en los últimos meses que Pérez y Demichelis convivieron en River casi no tenían diálogo. Ahora, ¿qué pasó entre ellos para que la relación terminara de esa manera? Habían sido compañeros en la Selección y cuando Micho llegó se mostraban, al menos hacia afuera, unidos. Hasta se abrazaron después del festejo de un gol en pleno campo de juego del Monumental cuando Enzo se subió a “cococho” del entrenador.
Sin embargo, la relación se quebró luego de que los futbolistas se enteraran de las conversaciones que el entrenador había mantenido con periodistas, de las que a los jugadores les había llegado la versión de algunas críticas del DT.
Pero, en verdad, el problema ya venía de antes. Y hubo varios factores. Uno de ellos, algunas declaraciones públicas poco fortuitas del entrenador y su exposición en programas de televisión; y, por otro lado, cuestiones futbolísticas.
Desde el entorno del mendocino aseguraron que «Enzo sintió desde un primer momento que Demichelis lo quería correr del equipo», más allá de lo que decía en las conferencias de prensa o los elogios que le propinaba. Primero, con la llegada de Matías Kranevitter, quien en el primer amistoso se lesionó y estuvo mucho tiempo afuera. Y después, cuando el propio Pérez estuvo tres semanas sin jugar por una sinovitis en una de sus rodillas, a mitad de año, ahí el técnico imaginó un equipo con cuatro volantes, con Rodrigo Aliendro de “5”.
Pero esas cuestiones ya forman parte del pasado, más allá de la irritación que les genere a los hinchas de River ver a Enzo, ya considerado un ídolo en Núñez, en Estudiantes de La Plata. Pérez eligió volver al club con el que ganó su primera Copa Libertadores, en 2009.
Finalmente, tras su decisión de irse de River, donde obtuvo 10 títulos, entre ellos la Libertadores 2018, al no salirle las posibilidades que podía tener del exterior (Inter Miami, el equipo en el que juega Lionel Messi, y All Ittihad de Arabia Saudita, donde dirige Marcelo Gallardo), y de que Deportivo Maipú, el club en el que se inició y en el que aportó recursos en el último tiempo, no llegara a Primera División, el mendocino aceptó el ofrecimiento de la dirigencia del Pincha.
Y así se consumó lo que Juan Sebastián Verón y compañía venían cocinando a fuego lento y con paciencia. Es que Estudiantes venía seduciéndo a Pérez desde que confirmó su salida de River. Pero, en verdad ya le habían hablado antes cuando Enzo frenó las negociaciones de renovación con el club de Núñez.
Desde el propio Verón, vicepresidente de Estudiantes, hasta otros ídolos el Pincha -y ex compañeros suyos en la histórica Copa Libertadores 2009- de la talla de Mariano Andújar, fueron los que le comieron la cabeza al volante para que pegara la vuelta.
Pérez -con contrato hasta diciembre- lleva 9 partidos con la camiseta blanca y roja, pero a rayas (8 por la Copa de la Liga, con una asistencia; y uno por Copa Argentina). Ahora Enzo se preapara para enfrentar un desafío complejo, no solo desde lo futbolístico, sino también de lo emocional: la final de la Supercopa Argentina.
Ese partido entre Estudiantes, que accedió por ser campeón de la Copa Argentina, y River (ganador de la Liga Profesional) ya fue catalogado como el «partido del morbo» porque volverá a cruzar los caminos de Demichelis y Enzo Pérez. ¿Habrá saludo?