DAMASCO.- Por lo menos seis personas murieron en un bombardeo sobre el consulado iraní en la capital siria, Damasco, atribuido a Israel por las autoridades. El ataque amenaza con inflamar aún más las tensiones regionales, al límite por la guerra en Gaza.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización con sede en Londres pero con informantes dentro del país árabe, indicó que “misiles israelíes han destruido un edificio anexo a la embajada iraní” en Damasco. Entre los fallecidos en la sede diplomática habría altos cargos iraníes, según el grupo. Un corresponsal de AFP en el lugar confirmó que el anexo a la embajada había sido arrasado.
La agencia de noticias oficial SANA confirmó por su parte un ataque contra el consulado iraní en el barrio de Mezé y atribuyó también el bombardeo a Israel. Además, destacó que el ataque provocó la activación de las defensas antiaéreas.
El Observatorio ha informado además de que el domingo al menos cuatro proyectiles israelíes impactaron sobre un área de investigación científica en Yamraya, Damasco, y causaron un incendio en el lugar
El grupo ha contabilizado 30 ataques israelíes sobre territorio sirio en lo que va de año, 22 aéreos y ocho terrestres, principalmente contra almacenes de munición y armamento, vehículos y sedes oficiales.
En estos ataques murieron 115 combatientes y 47 han resultado heridos, según el balance de la ONG. Además hay 19 muertos de la milicia libanesa Hezbolá, 13 de la Guardia Revolucionaria iraní, 12 iraquíes, 23 de milicias proiraníes y nacionalidad siria, 10 de milicias proiraníes y nacionalidad no siria 38 miembros de las fuerzas de seguridad sirias. Además, hay diez civiles fallecidos.
El ataque se conoce después de que el Ejército israelí se retirara del principal hospital de Gaza el lunes de madrugada tras una operación de dos semanas en que afirmó haber matado a unos 200 terroristas y detenido a centenares más. Residentes palestinos dijeron que los soldados dejaron a su paso cadáveres y un gran rastro de destrucción.
El ejército ha descrito la operación en el Hospital Shifa como una de las más exitosas en los casi seis meses de guerra. Pero se llevó a cabo en un momento de creciente frustración en Israel, con masivas protestas contra el primer ministro Benjamín Netanyahu y reclamos de que haga más para traer a casa a decenas de rehenes retenidos en Gaza. La del domingo fue la protesta antigubernamental más grande desde el comienzo de la guerra.
Los combates demostraron que Hamas aún puede oponer resistencia incluso en una de las zonas más castigadas. Israel informó que había desmantelado en gran medida a Hamas en el norte de Gaza y había retirado miles de tropas a finales del año pasado, dejando un vacío de seguridad que ha dificultado la entrega de la ayuda humanitaria que se necesita desesperadamente.
El Ejército aseveró que entre los muertos en Shifa se encontraban altos funcionarios de Hamas y otros milicianos que se reagruparon allí después de una incursión anterior en noviembre, y que se apoderaron de armas e inteligencia valiosa.
Aún no se sabe cuántos civiles palestinos murieron durante el operativo. El Ejército negó que sus fuerzas hayan dañado a civiles dentro del complejo.
Israel ha acusado a Hamas de utilizar hospitales con fines militares y ha atacado varias instalaciones médicas. Las autoridades de salud en Gaza niegan tales afirmaciones. Los críticos acusan al ejército israelí de poner en peligro imprudentemente a la población civil palestina y diezmar un sector sanitario ya abrumado por los heridos de guerra.
El contralmirante Daniel Hagari, vocero jefe del ejército, dijo que Hamas y el grupo más pequeño Yihad Islámica habían establecido sus cuarteles generales en el norte dentro del hospital. Describió días de combates a corta distancia en diferentes edificios y culpó a Hamas de la destrucción, afirmando que algunos combatientes se habían atrincherado en unidades hospitalarias mientras otros lanzaban rondas de mortero al complejo.
La guerra comenzó el 7 de octubre, cuando milicianos liderados por Hamas asaltaron el sur de Israel y mataron a unas 1200 personas, la mayoría civiles, además de llevarse a unos 250 rehenes. Israel respondió con una ofensiva por tierra, aire y mar que ha matado a unos 32.000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Hamas. Su conteo no distingue entre civiles y combatientes, pero señala que dos tercios de los muertos eran mujeres y niños.
El ejército israelí dice haber matado a unos 13.000 combatientes de Hamas y culpa a los milicianos palestinos de las bajas civiles porque combaten en zonas densamente pobladas.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha prometido continuar la ofensiva hasta que Hamas sea destruido y todos los rehenes hayan sido liberados. Israel dice que pronto expandirá las operaciones a la ciudad sureña de Rafah, donde se han cobijado unos 1,4 millones de personas, más de la mitad de la población de Gaza.
Sin embargo, enfrenta una creciente presión de israelíes que le culpan por los fallos de seguridad del 7 de octubre y de algunas familias de rehenes que le acusan de no llegar a un acuerdo pese a las semanas de conversaciones mediadas por Estados Unidos, Qatar y Egipto.
Se cree que Hamas y otros milicianos aún retienen a unos 100 rehenes y los restos de otros 30 ya fallecidos, tras liberar a la mayoría de los demás durante un cese el fuego el pasado noviembre a cambio de la liberación de palestinos encarcelados por Israel.
Agencias AFP, AP y DPA
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