jueves, 28 noviembre, 2024
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Alemania y la hora de la resurrección: aplastó a Escocia con un show de fútbol y golazos en el arranque de la Eurocopa 2024

A veces, hay que tocar fondo y sumergirse en las profundidades más oscuras para reconocerse, rearmarse y salir más fuerte. Alemania supo ser el equipo imbatible -tantas veces sufrido por la Selección Argentina– hasta desplomarse para convertirse en el de las eliminaciones en primera ronda de los últimos dos mundiales. Pero la resurrección de la Mannschaft empezó este viernes, en su casa y en el partido inaugural de la Eurocopa, esa que ganó tres veces pero que no levanta desde 1996, justamente el año de la última participación de Escocia, el rival que vapuleó con un 5-1 en el Allianz Arena de Múnich.

«Alemania necesita recuperar el aura que casi siempre tuvo entre 2006 y 2014», había avisado Julian Nagelsmann, el entrenador que tomó las riendas después de un penoso y corto ciclo de Hansi Flick, el DT que se hizo cargo después del proceso más largo de un DT en la selección alemana, el de los 15 años de Joachim Löw que se terminó con la eliminación en octavos de la Eurocopa 2021 a manos del subcampeón Inglaterra.

Apoyado en el gran presente del fútbol local, Nagelsman armó una base con jugadores del finalista de la Champions League, Borussia Dortmund, y del campeón de la Bundesliga y de la Copa de Alemania, además de subcampeón de la Europa League, Bayer Leverkusen, de donde sacó a Florian Wirtz. El delantero de 21 años y Jamal Musiala, el otro Sub 23 pero de las filas del Bayern Múnich, son las caras de esta renovada Alemania, a la que se les suma Kai Havertz, solo tres años mayor. De hecho, dos de los tres goles con los que se cerró la primera etapa llegaron a través de Musiala y Havertz.

Pero este resurgimiento no se debe solo a la sangre joven. Alemania disfruta de los últimos partidos de Toni Kroos, el jugador total, ese que puede posicionarse como último hombre, centralizar el juego para generar espacios y también convertir su botín en un guante para poner la pelota donde y a quien quiera -acertó 101 pases sobre 102-. Así llegó el primer gol, cuando solo iban 10 minutos. Tras una serie de toques cortos, el mediocampista de 34 años que se retiró del Real Madrid tras ganar la reciente Champions League metió -pese a resbalarse- el cambio de frente perfecto al pie de un solitario Joshua Kimmich, que aprovechó el espacio por la derecha y centró para Florian Wirtz, quien con un remate ajustado al palo derecho de Angus Gunn convirtió pese a que el arquero llegó a tocar la pelota.

La estadística del primer cuarto de hora dejó a las claras el juego alemán: más de 70% de posesión y 170 pases (contra 47 de Escocia). Y si bien Kroos es el cerebro que permite ese juego, el otro experimentado del equipo, Ikay Gundogan, también. De la unión de ellos, justamente, se originó el segundo gol, que concluyeron Havertz y Musiala, la gran figura de la cancha y autor del 2 a 0 tras dejar pasar a un rival con su enganche y sacar un remate alto e imposible de detener.

La fiesta de fútbol alemán se detuvo apenas un minuto cuando el VAR intercedió para anular el penal que el árbitro Clément Turpin había cobrado sobre Musiala por una infracción realizada afuera del área. Pero reapareció para darle al local el penal que sí merecía, cuando a los 41 minutos un planchazo de Porteous sobre Gundogan motivó la expulsión del escocés y la pena máxima que ejecutó Havertz con el pie bien abierto mientras el arquero esperaba un zurdazo cruzado.

Lejos de mantener a sus figuras los 90 minutos en la cancha, Nagelsmann sacó rápido a Havertz (17′), Wirtz (17′) y Musiala (28′), quien seis minutos antes se anotó con una jugada de PlayStation para el 4-0, que definió el ingresado Niclas Füllkrug. La ovación más grande, más tarde, se la llevó Kroos, quien tachó un partido de los últimos de una fructífera carrera que sueña concluir con su primera Eurocopa.

Ya sin él en la cancha, para el final, quedó el descuento de Rudiger en contra para contentar al ruidoso público escocés y también el quinto tanto alemán, de Emre Can, el último de los convocados para reflejar el dominio alemán de principio a fin.

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