La imagen de Gastón Revol agachado al borde de la cancha, con el rostro entre las manos, desolado y quebrado, lo dijo todo. Los Pumas 7’s habían llegado a París 2024 con chapa de candidato, muchísima confianza después de una temporada inolvidable en el Circuito Mundial de Seven y una ilusión enorme de subirse al podio olímpico, como habían hecho en Tokio al ganar el bronce. Aunque esta vez, apuntaban todo al oro. Pero se irán con las manos vacías (al menos si de resultado deportivo se habla). Porque en un partido picante y cargado de tensión en un Stade de France que fue, al igual que el miércoles, una caldera, los dirigidos por Santiago Gómez Cora cayeron por 26 a 14 ante Francia por los cuartos de final y se quedaron afuera de la lucha por las medallas.
La tristeza de Revol, un emblema del seleccionado argentino, con el que está disputando su último torneo, fue la de todo un equipo que se vio superado por un rival que aprovechó muy bien su localía y que lo sorprendió con el planteo de juego. Y que lo pasó por arriba en un primer tiempo en el que los argentinos no encontraron la pelota, cometieron muchísimos errores y no pudieron pasar la mitad de cancha.
Marcos Moneta, la estrella del conjunto albiceleste, no anduvo con vueltas cuando le preguntaron cuál fue el punto de quiebre del partido. “Para ellos, el kick-off. No arrancamos bien”, afirmó el Rayo, que volvió en este torneo olímpico después de más de tres meses de inactividad por la fractura en el peroné derecho que sufrió en abril.
Aunque lo cierto es que los dueños de casa empezaron a jugar el match mucho antes de esa patada inicial, a través de las casi 80 mil personas que llenaron el estadio y lo tiñeron de rojo, azul y blanco (colores que hasta adornaron los palos de las “H” en las salidas de los jugadores a la cancha). Ese público que hizo de cada error argentino una fiesta y que castigó cada acierto con una lluvia de silbidos y abucheos logró quebrar de alguna manera la cabeza de Los Pumas. Lo reconoció el mismo Gómez Cora.
“No jugamos dentro de nuestro plan de juego. Creo que nos abrumó el entorno. Es aprendizaje. Hace 20 años cuando yo arrancaba como jugador había 20 personas en la tribuna. Estos chicos jugaban al principio sin que nadie esperara nada de ellos, con 50 espectadores. Y hoy, además, había una ilusión enorme de todo el pueblo argentino, porque les dimos con qué ilusionarse. Este público francés te fuerza a correr más y más y ellos lo disfrutaron y lo aprovecharon”, analizó el entrenador argentino.
Francia fue un huracán en los primeros siete minutos. Se apoderó de la pelota desde el kick off, como dijo Moneta, y no la soltó más. Y en dos jugadas consecutivas logró anotar dos tries (Andy Timo a los 3m27 y Aaron Grandidier a los 4m49), que lo dejaron 14-0 arriba. Los argentinos no hacían pie en la cancha y estaban muy imprecisos en las recepciones, lo que los llevaba a equivocarse demasiado. Y los locales no perdonaron.
Al ritmo del “Allez les Bleus” que se hacía eco en todos los rincones del estadio y ahogaba cualquier intento de aliento de los fanáticos albicelestes -que cantaban, pero no lograban hacerse oír-, los franceses estiraron la diferencia a 21-0 antes del descanso.
El público festejó el cierre de la primera mitad como una victoria. Es que todo hacía pensar que el partido estaba liquidado. Sin embargo, los argentinos se animaron a soñar.
“En el primer tiempo no anduvimos bien en defensa, fue el punto clave, no estábamos conectados. Pero nunca damos los partidos por perdidos, eso es lo que nos caracteriza. Con esa mentalidad salimos a jugar el segundo tiempo”, contó Luciano González.
No había pasado ni un minuto y medio cuando Rodrigo Isgró, que regresó tras la sanción que le habían impuesto por aquel tackle peligroso en la Final de Madrid ante (justamente) Francia, sumó el primer try argentino y encendió la luz de esperanza.
Tres minutos más tarde, y con un jugador más (por la amarilla a Jordan Sepho), Moneta -que un ratito antes había intentado sin éxito una jugada individual al patear larga la pelota hacia el ingoal para tratar de llegar a apoyar- se escapó tras un enorme pase de Isgró y sumó una conquista más. Y la buena puntería de Santiago Mare y de Joaquín Pellandini dejaron a Los Pumas a nada del empate: 14-21.
Estuvo cerca el equipo argentino, pero no le alcanzó. Con el tiempo cumplido, Antoine Dupont se escapó en soledad y le puso números finales al marcador. Y le dio a los argentinos -que el sábado arrancarán la lucha por el quinto puesto ante Nueva Zelanda- el golpe más duro de los últimos tiempos.
“Las derrotas duelen y más de esta manera. En el primer tiempo no nos pudimos acomodar. En el segundo empezamos a encontrar nuestro juego y nos ilusionamos, pero pagamos el precio de un año que fue espectacular, pero que nos hizo llegar con cansancio, lesiones, suspendidos… y nos sacó el foco de nuestro juego. Hay que ajustar y terminar con la frente en alto. Si no tomamos esto como aprendizaje, la derrota no sirvió de nada. Las derrotas son parte del juego. Y en las derrotas no hay que exteriorizar culpas, sino aprender y seguir construyendo”, comentó el entrenador argentino.
Isgró afirmó: “Es difícil hacer una análisis ahora. A veces los resultados no se dan y duele porque preparamos mucho este partido y significaba mucho para nosotros. Nos equivocamos en un montón de cosas, lo asumo, no quiero poner excusas. Pero nada va a cambiar el orgullo que siento por este equipo. Soñaba con una medalla. Vinimos para ganar y duele esta derrota. Para mí igual, ganamos en un montón de aspectos”.