A contramano de los países de la región, que pidieron poner en pausa la actividad ante la falta de estudios para conocer el impacto sobre la flora y la fauna, el gobierno de Milei apoya la iniciativa de darle luz verde a este negocio.
El lecho del mar es uno de los espacios menos explorados dentro de la Tierra. Se estima que se conoce menos del 20% de lo que ocurre ahí y que hay especies de plantas y animales que aún no se descubrieron.
El fondo marino -todo aquello que está por debajo de los 200 metros de la superficie- es un espacio oscuro y silencioso. Y según un estudio que se publicó en los últimos días en la prestigiosa revista Nature, ahí se produce el “oxígeno oscuro” producto de los nódulos de metales que se generaron naturalmente durante millones de años en el lecho del océano.
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Estos nódulos polimetálicos están compuestos de litio, níquel, cobalto y manganeso, metales críticos para la transición energética. Si bien en la superficie están explotados, en los océanos -especialmente en el Pacífico- se estima que descansa un gran porcentaje intacto de estas reservas.
Un puñado de países -China, Francia, Polonia, Alemania y países insulares del Pacífico, entre otros- tiene 31 concesiones que se otorgaron para hacer exploración y mapeo de estos metales.
China es la nación con más permisos. Pero ahora, se debate la aprobación de un código de explotación de minería submarina. Un verdadero impacto para el ambiente. Ruido y luz en un espacio completamente virgen. Y la Argentina, alineada con China, está dentro de los países que buscan la regulación del código.
Por estos días, la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por su sigla en inglés) está en un proceso de negociación para establecer un código minero. La ISA es una organización internacional creada a partir de la Convención de la ONU sobre el Derecho al Mar y que se encarga de administrar los recursos minerales del fondo marino “para toda la humanidad”.
En este proceso, hay 27 países que propusieron una pausa precautoria o una moratoria para detener la entrega de permisos. Es decir, no avanzar con la explotación hasta tener certezas del impacto que esto podría generar en el ambiente y en el futuro de la humanidad. Una pausa que podría ser de entre 10 y 20 años. Entre ellos están Perú, Chile, Brasil, Costa Rica, México. Francia directamente propuso prohibir la minería submarina. La Argentina junto a China y Nauru apoyan la idea de regular la explotación.
TN consultó a Cancillería sobre la posición argentina, que aclaró: “Buscamos un código de explotación robusto y eficiente, de acuerdo a lo que manda la Convemar, y que respete el principio de patrimonio común de la humanidad”. Este medio no pudo acceder a una declaración desgrabada de la intervención que tuvo la comitiva argentina en la reunión de la ISA.
Pese a que en la Argentina no hubo difusión oficial de la actividad, está causando revuelo en el mundo a tal punto de que el actor y activista ambiental, Leonardo Dicaprio, se volcó a sus redes para rechazar la minería submarina.
“El océano, uno de los ecosistemas más vitales y misteriosos, está bajo una amenaza inminente por parte de la minería submarina. Es crucial que los gobiernos a lo largo del mundo luchen por la salud de nuestros océanos”, escribió en su cuenta de Instagram.
Los costos de minar en lo profundo del océano
“La minería submarina implica que máquinas robotizadas, como si fueran topadoras, despejen el fondo marino para acceder a yacimientos que son de metales para uso industrial o metales preciosos. Son excavaciones a gran escala en el fondo marino y tiene mucho impacto en la vida marina del lugar”, explicó a TN Milko Schvartzman, asesor y experto en conservación marina del Círculo de Políticas Ambientales.
Despejar el fondo marino implica extraer sedimento que genera una pluma que se transporta a través de las corrientes marinas. Es decir, no hay control sobre el destino de esos sedimentos, que pueden cambiar la composición química de distintas partes del océano. También es perturbar la vida marina, muy sensible a los ruidos y la luz.
Sobre la postura de la Argentina, Schvartzman se mostró desconcertado: “Es una postura ideológica de promover la explotación de los recursos naturales sin ningún tipo de control. Es una posición que, a simple vista, no responde a un interés económico porque ni siquiera sabemos si en nuestra plataforma continental hay minerales. No hay estudios que lo demuestren”.
Diego Lillo Goffreri es abogado del programa de Ecosistemas de AIDA (Americas Interamerican Association for Environmental Defense) y está en Jamaica, donde está la ISA, siguiendo de cerca las negociaciones.
“Argentina está participando activamente en la negociación que va conduciendo hacia la aprobación de las regulaciones. Y eso es lo que va a inevitablemente dar comienzo de la minería submarina. No tiene una posición afín a los demás países de la región. Argentina está en una posición muy distinta a los países activamente involucrados en la negociación”, aseguró.
Lillo Goffreri destacó además el hallazgo publicado en Nature y lo sumó como un elemento imposible de ignorar en la ecuación. “Es la primera vez que la ciencia encontró una fuente de oxígeno que no proviene de la luz del sol. Y plantea una pregunta super importante: incluso si es que fuera verdad que necesitamos sacar estos minerales, hay que preguntarse si es más importante que la producción de oxígeno que producen estas formaciones en su hábitat natural”.