En la Cancillería hay sensación de estupor. El presidente Javier Milei pegó un golpe de timón al disociarse del Pacto del Futuro previo a la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), como parte de su batalla cultural. Con ese viraje, paradójicamente, se alejó de sus aliados estratégicos, Estados Unidos, Israel, Italia y Hungría, y quedó en el mismo grupo que Rusia, Afganistán, Venezuela, Corea del Norte y Nicaragua, que también lo rechazaron.
«A partir de ahora, quedamos al lado de los señores malos. Por lo visto, la política exterior va a ser más nítida y asertiva y no tan ambigua como es la diplomacia», dijo a iProfesional un altísimo funcionario de la Cancillería.
Agenda 2045: la decisión de Javier Milei, en línea con Venezuela y Afganistán
El embajador ante la ONU, Ricardo Lagorio, había trabajado una línea en favor de la firma de la Agenda 2030, con algunos reparos, ahora llamada Agenda 2045. Lo hizo con el pleno respaldo de la canciller, Diana Mondino. En esos acuerdos, los países suelen agregar observaciones o reparos.
Ese documento de 56 puntos, fue aprobado por consenso por 143 sobre los 193 países de la ONU, y el rechazo o abstención unos 50, promueve el desarrollo sustentable de la economía y de la producción, las políticas sociales, la lucha contra la pobreza, la regulación de internet y las redes sociales, un Pacto Digital, y tres puntos que Milei rechaza en su batalla cultural:
- La igualdad de género, también llamada ideología de género para promover políticas de «diversidad» sexual.
- Políticas feministas que elípticamente incluyen las políticas de promoción del aborto legal.
- La lucha contra el cambio climático como fenómeno producido por el ser humano, concepto que Milei condena porque sostiene que es un fenómeno cíclico del planeta.
Para Milei, esos tres temas son banderas del marxismo internacional disfrazado en la socialdemocracia y, por lo tanto, se oponen al liberalismo anarcocapitalista. Sin embargo, el Presidente podría haber dejado sentado su rechazo al aborto y a la agenda de género y respaldar otros puntos.
«Esos conceptos con el tiempo se vuelven obligatorios cuando se firma un documento», señalaron a iProfesional en la Cancillería, como para justificar el cambio de Milei. Sin embargo, en la línea diplomática aseguran que esos tratados no atan de pies y manos a un Estado y que la ONU no puede imponer políticas de aborto y género a la fuerza.
Género y cambio climático: las políticas internacionales que el Gobierno rechazó
Cuando los países firman esos tratados, por el contrario, pueden dejar asentados sus reparos en temas puntuales y aprobar otros. De todos modos, no descartan en la Cancillería, admitieron a iProfesional, que el Presidente pueda sostener con el tiempo políticas de participación del país en el mercado de carbono, porque eso, según su visión, no implicaría admitir que el cambio climático obedece a la intervención humana, señalan funcionarios a iProfesional.
El mercado de carbono otorga créditos a los Estados nacionales, provinciales o empresas que certifican que tienen políticas de emisión de oxígeno o captura de carbono o metano, los gases del efecto invernadero.
Por todo ese contexto, la llegada de Milei a Nueva York, junto con la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, fue decisiva para dar la orden de «disociarse» y apartar a Lagorio de todas las citas oficiales, incluido el discurso de Milei ante la Asamblea General de la ONU, este martes, donde criticará esa agenda globalista. Es la primera vez que un embajador ante la ONU no asistirá a un discurso presidencial.
Para dar ese golpe fulminante, fue decisivo el secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, un joven ultraconservador que funciona junto con la asesora sin cargo en la Cancillería, Ursula Basset, como una dupla de interventores en la gestión de Mondino, que había empoderado a Lagorio.
Según pudo saber iProfesional, ahora Mondino y Lagorio quedaron golpeados políticamente y el cimbronazo se sintió en toda la línea de carrera de la diplomacia. Esos gestos de desautorización calan profundo en los diplomáticos.
El embajador en los Estados Unidos, Gerardo Werthein, desafectó a Lagorio de las principales actividades de la agenda de Milei durante la gira en Nueva York y se señala a Werthein como el nuevo hombre fuerte de la diplomacia.
El ex embajador en los Estados Unidos y China, Diego Guelar, señaló en la red X que «desengancharse de la Agenda Global -y la de la Integracion Regional- volviendo al ‘nacionalismo autárquico’ NO es el Camino de Nuestra Constitución ni es la ‘agenda de la Libertad’. Consultado por iProfesional dijo que el golpe a Lagorio fue una «agresión innecesaria».
El documento del Pacto del Futuro no se vota en forma nominal sino por consenso. Solo los países que lo rechazan o se abstienen lo informan expresamente.
Pacto del Futuro de la ONU: qué países votaron a favor y cuáles en contra
En ese sentido, la Agenda 2045 tendrá el apoyo de los Estados Unidos, Israel, Italia y Hungría, que por ideología son los principales aliados de Milei. También, entre los 143 Estados que respaldan están Alemania, Uruguay, Irlanda, España, Australia, Chile, Brasil, Paraguay y Ecuador, países todos que con sus matices tienen una agenda de mercado.
En tanto, hubo siete votos en contra, como Irán, Rusia y Nicaragua; 15 abstenciones, como Cuba, Bolivia e Irak, entre otros, y países que no votaron y se disociaron como Afganistán, Brunei, Burkina Faso, República Centroafricana, Chad, El Salvador, Haití y Venezuela, entre ellos Argentina.
Resultó sugestivo que Milei quedara en la vereda de enfrente de los Estados Unidos, país al que eligió como aliado estratégico junto con Israel. Es cierto que el mandato de Joe Biden expira en enero. Si Donald Trump gana las elecciones del 5 de noviembre, Milei tendrá un compañero de ruta en el rechazo al Pacto del Futuro. Pero si gana Kamala Harris, quedará enfrentado a la Casa Blanca.
En el caso de Israel, también resultó paradójico que Milei quede enfrentado al presidente Benjamín Netanyahu porque hizo un culto del alineamiento con el líder judío.
Igualmente extraño resultó que se posicione en las antípodas de Giorgia Meloni, la presidenta de Italia, y de Viktor Orban, el primer ministro de Hungría, ambos líderes conservadores a ultranza de Europa que apoyan el acuerdo.
Uno de los 56 puntos que rechaza Milei es el 8.º: «La igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas como contribución decisiva para avanzar en todos los Objetivos de Desarrollos Sostenible y sus metas». Señalan que en este punto está implícito el aborto legal.
Sin embargo, podría haber objetado ese punto, y aprobar el resto como las políticas productivas que implican mejoras en el cambio climático, como los proyectos de emisión de oxígeno y captura de carbono o metano, o políticas para la trazabilidad de la huella de carbono sin la cual muchos mercados no aceptan productos ganaderos o agrícolas que tengan resabios de contaminación ambiental.
En los altos niveles diplomáticos aseguran que «quedamos al lado de los señores malos» que son Rusia, Venezuela, Corea del Norte y Bielorrusia y Afganistan.
Esto implica un nuevo estilo diplomático, aseguran altas fuentes de la Cancillería. Milei implantará una «política más asertiva y nítida» que contradice los manuales de la diplomacia de cierta ambigüedad en las segundas líneas.
Por ejemplo, Estados Unidos y los países firmantes no necesariamente cumplirán a rajatabla esos documentos ni habrá imposiciones para esas políticas.
Otro punto que Milei rechaza es la regulación de las redes sociales y de internet y la eliminación de los discursos de odio, porque contradice su concepto de libertad. Cuando hable ante la Asamblea General de la ONU, Milei seguramente hará duras críticas a la «agenda globalista», como las que hizo en Davos en enero último.
«Milei se despegó de toda la negociación de años y meses que tenía el documento. Esos papeles se trabajan desde los ministerios hacia la Cancillería y después se consolida y se los trabaja con otros países», dijo un diplomático. Milei pateó el tablero de todo el trabajo previo. «A veces es bueno tener una combinación, tener una línea dura y asertiva arriba, pero ser ambiguo por abajo», añadió otro embajador a iProfesional.
«Pero ahora será todo asertividad. Si gana Trump en Estados Unidos, ese país será asertivo, pero si gana Kamala, agarrate», señaló otro experto de Relaciones Exteriores.
«Por ahora, en la asertividad se nos sumaron Rusia y Venezuela, Bielorrusia, Afganistan, Irán y Nicaragua, venimos bien», ironizó otro experto en la diplomacia.
«El ser tan asertivo te dejó de un lado invisible, porque los otros que piensan igual no hacen tan asertivo todo el espinel, como el caso de Italia, Hungría, Israel, y los EE. UU. que se quedaron adentro del documento», agregó otra fuente.
Entre los 56 puntos del Pacto del Futuro se incluyen «los mayores desafíos de nuestra época», como el «mantenimiento de la paz, el cambio climático, la igualdad de género, la lucha contra el terrorismo y las potenciales amenazas de la Inteligencia Artificial».
Además, se redactó un Pacto Digital Global con políticas para reducir las brechas digitales, ampliar la «inclusión en la economía digital» y «mitigar los riesgos» de las tecnologías emergentes. También se plantean decenas de buenas intenciones sin efecto práctico concreto, como «promover la solidaridad intergeneracional, la justicia y la equidad» y «salvaguardar las necesidades y los intereses de las generaciones futuras». Los libertarios condenan que el Pacto Digital, Anexo, promueve la propuesta de «incorporar la perspectiva de género» en las estrategias de conectividad digital, entre otras cosas.