Por Rosdom Belian
Uruguay es un país con una fuerte cultura estatista sin dudas. Ya en 1969, Henry Hazlit, hablaba del Estado Uruguayo enloquecido, proceso que se ha incrementado y que hemos analizado en otras ocasiones (Parte 1 y 2 ), en donde que cada intento en otra dirección fue rápidamente bloqueado, siendo el ultimo de ellos en el periodo 1990-1995, con el Dr. Luis Alberto Lacalle como Presidente.
Si bien el Dr. Jorge Batlle, Presidente en el periodo 2000-2005 era de ideología liberal, su gobierno heredó un déficit originado por su antecesor Julio María Sanguinetti, su gobierno tuvo que enfrentar las turbulencias de una crisis económica grande, por lo que no tuvo espacio ni agenda política, para tratar temas referentes al rol del Estado, como si pasó en el periodo 1990-1995, ayudado también por un contexto regional hacia privatizaciones y desregulaciones con el fin de bajar el peso del Estado en economías que venían aplastadas.
Sin embargo, los procesos no terminaron derivando en un cambio de rumbo mas allá de un par de periodos de Carlos Menem en Argentina donde si bien se redujo el rol del Estado, no se hizo lo mismo con el déficit fiscal alto, siendo clave para crisis posteriores como la del 2001 en Argentina.
Lacalle Herrera
En Uruguay, el proceso privatizador y desregulador impulsado por el gobierno del Dr. Lacalle ni siquiera se puede decir que llegó a arrancar.
Si pudo reducir el déficit fiscal y bajar la inflación heredada de Sanguinetti del 120 a 30% anual pero las reformas más avanzadas fueron rápidamente bloqueadas, a partir del cual se inició un proceso inverso hasta nuestros días.
La discusión sobre las empresas públicas, es algo que estuvo en el tapete en la década de los 80’s y 90’s. En 1987 por ejemplo, el Dr. Jorge Batlle advertía de la inviabilidad de PLUNA por ejemplo, empresa que siguió funcionando hasta el 2012, costando millones de dólares al pueblo uruguayo, engañado en la idea de que la Aerolínea daba soberanía y que abrir cielos iba a hacer perder conectividad al Uruguay.
Nada de ello ocurrió cuando el Presidente José Mujica, forzado por las circunstancias de déficit insostenible, declaró cielos abiertos, en lo que fue una medida acertada.
Uruguay no solo que no perdió conectividad, sino que ha ido incorporando conectividad directa sin necesidad de pasar por Brasil o Argentina con algunas ciudades del mundo donde son constantes los viajes de y hacia Uruguay, que PLUNA no hacía directamente.
Aspectos importantes de la ley 16.211
La Ley de Empresas Públicas N° 16.211 en Uruguay (texto completo) , aprobada durante la administración de Luis Alberto Lacalle en 1991, que fue un intento significativo para promover la privatización y desmonopolización de empresas públicas.
A partir de la aprobación en ambas cámaras con el voto a favor de la mayoría de los legisladores Blancos y Colorados y en contra del Frente Amplio, promulgada la misma el 2 de Octubre 1991, las resistencias fueron significativas, creándose en Diciembre de 1991 la llamada Comisión de Defensa del Patrimonio y Reforma del Estado, integrada por el Frente Amplio, sindicatos y algún sector del Foro Batllista, con el fin de recolectar firmas, para impulsar un Referéndum para la derogación de la Ley.
Movimientos para derogar la ley
Los defensores de la derogación, debían juntar el 5% de las firmas del padrón habilitado (2.359.291 personas), para a través de una consulta, llegar al 25% (589.823 votos afirmativos), para pasar a la ultima instancia de Referéndum, donde debía llegar al 50% mas 1 de los votos para poder derogar la Ley.
Si bien se llegó al 5% de las firmas requeridas, en la primera instancia del 05-07-1992, no se alcanzó al 25% de votos requeridos, habiendo llegado a 489.067 votos afirmativos, o sea, un 20.50 % de los habilitados.
La Ley habilitaba una segunda y última instancia de consulta donde de no lograrse el 25% de votos favorables, la Ley quedaba defiitivamente el 01-10-1992 el SI (por la derogación ) llegó a 738.405 voluntades, o sea, un 29.60% de los habilitados, pasando en un 4.50% el mínimo requerido, habilitando a llegar a la última y definitiva instancia obligatoria de voto, donde debía llegar al 50% mas 1 de los votos para derogarse la ley.
Cabe aclarar, que la derogación propuesta no era total, sino en los puntos donde había mas acuerdo entre los que la impulsaban del Frente Amplio y las partes de los partidos que apoyaban (Artículos 1, 2, 3, 10 y 32 ), de modo de asegurar la mayor cantidad de votos posibles, ya que eran los artículos donde hubo más votos negativos cuando se aprobó en el Parlamento.
Si bien la aprobación de la Ley tuvo mayorías parlamentarias, pocos fueron los que la defendieron en la carrera contra la derogación propuesta.
Obviamente que desde el sector Herrerista, a través del impulsor, el Presidente Lacalle, se dieron los argumentos a favor de la Ley.
La documentación y las palabras fueron extensas, pero extraemos un resumen de las mismas:
“No me cabe duda de que se trata – y así lo consignaron todos los sectores políticos representados en el gabinete nacional – de la sesión del Consejo de Ministros más importante del periodo de gobierno (…). El Uruguay se incorpora a las transformaciones que en todo el mundo marcan los tiempos modernos. Se inicia un proceso de cambio verdadero, hondo, que va a transformar la calidad de vida de los ciudadanos a los que invito a partir de ahora a participar de las discusiones sobre el tema, ingresando a él sin preconceptos. Ahora sí podemos afirmar que en el país comienzan a producirse cambios de importancia (…). Todos los sectores que integran la coincidencia nacional y que están en el gabinete, han dado su apoyo expreso y el apoyo de sus grupos políticos a las grandes líneas de este proyecto. Es un compromiso asumido libre, patriótica y entusiastamente por los principales dirigentes del Partido Colorado, los doctores Sanguinetti, Batlle y Pacheco Areco, en las conversaciones previas a la formación del gobierno y dentro del Partido Nacional por todos los sectores que están integrados dentro del gabinete”
«Tenemos que marcar una raya, tenemos que marcar dos posiciones; el país del más o menos, el país de la que te criastes, el país de, bueno, todo se va a arreglar, frente al país que está dispuesto a asumir las grandes transformaciones realmente revolucionarias que tienen que hacer para no quedarse en un mundo que cambia todos los días”.
«Asumir la carga del cambio, porque si estamos todos hartos de que las cosas no cambien, vamos a animarnos a cambiarlas entre todos, a romper los tabúes de 60 ó 70 años, los monopolios que enferman la economía. ¡Que se termine el monopolio del Banco de Seguros para que los seguros sean más baratos! (…) Que se termine con el monopolio de alcoholes que impide a las agroindustrias primarias la elaboración del alcohol, que se enajenen aquellos entes autónomos que están mejor en manos privadas. Vamos a decir claramente que ‘El Espinillar’ tendrá que pasar a manos privadas, tendrá que privatizarse Pluna, Antel, tendremos que librar al Estado de las cosas que hace mal.»
También Jorge Batlle, casi en solitario en el Partido Colorado con Jorge Pacheco, argumentaba en favor de la Ley, en coherencia con su ideología. Si bien Jorge Batlle fue el candidato más votado dentro del Partido Colorado en 1989, estaba lejos de tener la hegemonía del mismo que lo tenía mayormente el Dr. Julio María Sanguinetti, que simplemente no había competido en 1989, porque constitucionalmente no esta admitida la re-elección en Uruguay.
Así fue como se llego a la ultima y definitiva instancia, el 13 de Diciembre de 1992, donde la ciudadanía debía votar de manera obligatoria en aquellos habilitados en el padrón por la papeleta del SI (derogar, o sea, contra las privatizaciones y desmonopolizaciones ) o por NO (para mantener la Ley).
La opción del SI ganó con un 72% de los votos válidos, o sea 1.293.016 voluntades a favor de derogar, mientras que 489.302 votaron por sostener la Ley, o sea, apenas un 28%.
Si tomamos las Elecciones de 1989 donde corría la Ley de Lemas, donde los votos de los candidatos se sumaban al candidato más votado del partido tenemos que:
Partido Nacional- 765.990 votos
Partido Colorado- 596.964 votos
Frente Amplio – 418.403 votos
Nuevo Espacio – 177.453 votos.
Dentro del Partido Nacional, el Dr. Lacalle obtuvo 444.839 votos en 1989, por lo que se presume que los votos en contra de la derogación de la Ley, fueron mayormente del sector Herrerista, algún otro sector del Partido Nacional y de algunos que votaron a Jorge Batlle en el Partido Colorado en 1989.
En el resto del Partido Nacional, así como la mayoría del Partido Partido Colorado y Nuevo Espacio junto a todo el Frente Amplio, se inclinó por la derogación.
Este referéndum, además de debilitar la fuerza política del gobierno de Lacalle, limitándolo enormemente en sus reformas hasta 1994 y mermando la chance de reelección del Partido Nacional, reforzó la preferencia de los uruguayos por mantener el control estatal sobre ciertos servicios y empresas, proceso que sigue hasta estos días de manera mas reforzada inclusive.
El Partido Nacional y Colorado, no pusieron prácticamente el tema en agenda en este siglo de hegemonía electoral y cultural del Frente Amplio. Tibiamente el gobierno de Luis Lacalle 2020-25, pretendió a través de la Ley de Urgente Consideración del 2020, desmonopolizar ANCAP, algo que reclama buena parte de la sociedad, dado el agujero económico que ha causado, pero no obtuvo siquiera el consenso dentro de los partidos de coalición de gobierno, siendo retirada de la LUC.
El rol de Sanguinetti en la derogación de la ley
El ex-Presidente en ese momento Julio María Sanguinetti desempeñó un papel significativo en el referéndum sobre la Ley de Empresas Públicas N° 16.211, aunque de una manera más indirecta y estratégica que directa. Sanguinetti, siendo un miembro prominente del Partido Colorado y líder del Foro Batllista, no promovió activamente el Referéndum, pero su sector político, junto con otros miembros del Partido Colorado, no apoyaron los artículos que permitían la privatización de ciertas empresas públicas cruciales.
Esto significó que cuando el referéndum fue convocado, Sanguinetti y su sector no se opusieron a la derogación de esos artículos, lo que le permitió alinear su postura con la de muchos uruguayos que se oponían a las privatizaciones masivas.
«Pero Vds. están jugados en defensa de la ley», atinó a decirle Lacalle. Al día siguiente, apremiado por la necesidad de fijar posición, Sanguinetti se dedicó a la elaboración de un documento que expresaría la posición oficial del Foro, el cual fue leído a la dirigencia.
Sostenía que «el país ha sido encerrado extremistamente por dos corrientes, una reaccionaria que dice disparatadamente que hay que destruir el Estado batllista y otra igualmente reaccionaria, aunque de izquierda, que pretende rechazar toda inversión que no sea uruguaya».
El manifiesto pidió al gobierno «que considere modificar la ley» y a sus impugnadores «que entiendan también que el país no puede, sin más trámite, dar un portazo a la reforma del Estado y sacudirse de hombros como si eso fuera sin costo en el mundo actual». Referencia
El resultado del referéndum, donde se logró la derogación parcial de la ley, fue interpretado como un rechazo a las políticas más radicales del gobierno de Lacalle. Esta atmósfera política favoreció a Sanguinetti para la elección de 1994, que representaba un perfil de centro, más moderado que lo que contrastaba con la administración de Lacalle y que es algo que compra el electorado uruguayo fácilmente en cada elección.
Si uno palpa a lo largo del tiempo, el comentario promedio uruguayo, es que está todo mal, que hay que cambiar pero a la hora de votar, quien propone dejar todo como esta y mejorarlo con algún maquillaje sutil, suele tener más chances de ganar que el más arriesgado, por lo que elección a elección, la oferta electoral en Uruguay es cada vez mas repetida y poco osada. Como dijo alguien alguna vez, al uruguayo no le gusta perder a nada, pero mas le gusta el empate.
Sanguinetti fue el mejor interprete del país del empate en su momento y la victoria en el referéndum le ayudó a consolidar su imagen como un líder que podía unir a diferentes sectores del espectro político, incluyendo a aquellos descontentos con las políticas económicas de Lacalle.
Este equilibrio entre reformismo y conservadurismo hizo que Sanguinetti fuera visto como una opción más segura y menos polarizante para una parte significativa del electorado.
En las elecciones de 1994, Sanguinetti ganó con el 32% de los votos bajo el sistema de Leyes de Lemas, lo que le permitió asumir nuevamente la presidencia de Uruguay.
Su éxito electoral no puede atribuirse únicamente al referéndum, pero sí jugó un papel en fortalecer su candidatura al mostrar que su sector del Partido Colorado podía navegar las aguas turbulentas de la política uruguaya con un enfoque más dialogante y menos confrontativo en temas económicos y sociales.
De todas formas como veremos, su victoria fue personal y corto placista pero fue derrota en el largo plazo para su partido, porque le incubó toda clase de problemas a su sucesor que no pudo hacer pie.
El rol del FA en la derogación de la ley
El Frente Amplio jugó un rol crucial en el referéndum sobre la Ley de Empresas Públicas N° 16.211, que se celebró el 13 de diciembre de 1992, ya que fue uno de los principales impulsores de la recolección de firmas necesaria para convocar el referéndum, uniéndose a sindicatos y otros grupos sociales en oposición a la privatización de las empresas públicas propuestas por la ley.
Mientras que Sanguinetti miraba a 1994, el Frente Amplio apuntaba un poco más adelante y fue el ganador en el largo plazo de lo ocurrido en 1992.
Es así como este espacio que en aquel momento reunía un 25% del electorado, lanzó una intensa campaña argumentando que la ley representaba una amenaza para el patrimonio nacional y el rol del Estado en la economía, logrando convencer a la mayoría de la gente aun fuera de su electorado, ayudado por gran parte del Partido Colorado que obtuvo un beneficio inmediato en la elección de 1994, pero siendo el Frente Amplio el gran ganador de todo esto en el largo plazo, ya que el éxito en el referéndum fue un punto de inflexión, consolidando su imagen como defensor de los intereses públicos y estatales frente a las políticas de mercado, con una gran movilización que fortaleció la base organizativa y electoral del partido, creando una red de activistas y simpatizantes que fueron fundamentales en las campañas electorales subsiguientes, llegando al poder en las elecciones del 2004 en las que con Tabaré Vázquez como candidato, el Frente Amplio obtuvo el 50.45% de los votos, logrando por primera vez la presidencia de la República.
Aunque no es el único factor, el referéndum de 1992 jugó un papel significativo en esta victoria al demostrar la capacidad del Frente Amplio para movilizar y ganar apoyo popular en torno a temas centrales como el manejo de las empresas públicas, por tanto, el referéndum de 1992 no solo fue una victoria política específica para el Frente Amplio sino que también marcó el comienzo de una era de ascenso y consolidación electoral que culminó en la victoria de 2004 y la hegemonía posterior, mostrando una conexión directa entre la defensa de políticas públicas y el éxito en las urnas y que se mantiene hasta hoy, habiendo ganado 4 de las últimas 5 elecciones nacionales, siendo la fuerza mas votada en primera vuelta en las últimas 6 elecciones consecutivas, en gran parte también ayudado por la falta de audacia, la mirada el corto plazo de la mayoría de los políticos y votantes del Partido Colorado y Nacional, que hoy se enfadan cuando elección tras elección, el Frente Amplio se consolida salvo el tropezón del 2019, pero que cultivaron esa hegemonía en gran parte hace 3 décadas atrás, cuando no miraron para adelante sino que especularon con la elección de 1994.
El Frente Amplio no ganó en 1994 ni en 1999, pero fue creciendo de manera paciente y constante, forjando una fuerza política solida que se mantiene hasta hoy, mientras que los partidos tradicionales naufragan entre la nostalgia del pasado lejano, tratar de mostrar que son el cambio pero tampoco mucho.
El país del empate, hoy lo domina el Frente Amplio, en parte, porque cuando tuvieron la oportunidad, sus hoy oponentes, no jugaron a ganar.