Salió campeón en Talleres, jugó en Europa, pero luego de su retiro siguió una de sus grandes pasiones.
El fútbol, más allá de ser un deporte atractivo en todas las latitudes del mundo, es un trampolín no solo para hacer dinero, sino que también permite explorar nuevos horizontes. Muchos jugadores tienen la oportunidad de conocer diversos países, nuevas culturas y tradiciones. Esto no solo es crecimiento profesional, sino que también personal.
Marcelo Sarmiento es un claro ejemplo de esta realidad. A lo largo de su carrera, este futbolista tuvo la posibilidad de jugar en diferentes países de Europa, como Bulgaria o Grecia. Sin embargo, en el ocaso de su carrera decidió seguir una de las pasiones que heredó de su padre: la carpintería.
Marcelo Sarmiento y su paso por el fútbol
Marcelo Sarmiento
Sarmiento jugó en Grecia, Inglaterra y Bulgaria durante su carrera.
Sarmiento quedó en la historia grande de Talleres al conquistar la Copa Conmebol en 1999. Sin embargo, luego continuó su carrera en Unión de Santa Fe.
Durante su etapa en el «Tatengue», en 2011, una dura lesión marcó un punto crítico en su carrera: la fractura de tibia y peroné lo alejó de las canchas por siete meses. A pesar de que su regreso estaba en duda, Sarmiento logró superar la adversidad y volvió al verde césped.
Su talento llamó la atención de diferentes equipos de Europa. Con solo 22 años, llegó al Litex Lovech de Bulgaria, aunque su estadía fue corta debido a la dificutlad que tuvo para asentarse allí. Luego, tuvo la oportunidad de jugar en clubes como el Southampton de Inglaterra y el Larissa y Atromitos en Grecia, lo que le permitió conocer nuevas costumbres y países.
Su vida después del retiro
En los últimos años de su carrera en Unión de Santa Fe, Sarmiento empezó a unir dos de sus grandes pasiones: el fútbol y la carpintería. Una vez retirado de las canchas, decidió enfocarse por completo en el diseño y fabricación de muebles, fundando su propia fábrica.
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