El increíble dato que todavía la gente suele creer sobre el sobrepeso y la obesidad

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Cuatro de cada diez argentinos con obesidad o sobrepeso aún creen que su condición se debe a «falta de voluntad», no a una cuestión de salud, según los resultados de un nuevo relevamiento realizado en Argentina, que también indica que sólo tres de cada diez personas con este problema creen que puede prevenirse.

El informe fue dado a conocer este jueves por Novo Nordisk Pharma, el laboratorio que fabrica Ozempic, la famosa inyección contra la diabetes que también se usa para adelgazar. El mismo sondeo revela que nueve de cada diez consultados dicen haber sido discriminados por su condición.

Estas estadísticas, a base de una encuesta en 350 personas obesas o con exceso de peso, marcan que en Argentina todavía siguen fuertemente arraigadas creencias erróneas sobre la gordura Y, particularmente, en la población que debe ser tratada.

El peso de los mitos

Más de 6 de cada 10 adultos tienen tienen sobrepeso, y las cifras en niños y adolescentes son igual de preocupantes: 4 de cada 10.

Estos números oficiales a nivel nacional son de la Encuesta de Factores de Riesgo de 2018, y se habrían incrementado en los últimos años, de acuerdo a una serie de trabajos publicados por la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) mencionados en la presentación. Por eso, nuevos datos del sector privado cobran trascendencia.

La clave de la investigación es que, pese a los avances en la investigación médica, persiste una visión reduccionista de la obesidad, detallan «que deja de lado factores genéticos, metabólicos, hormonales y psicológicos».

Virginia Busnelli, presidenta de la SAN y una de las especialistas convocadas para el anuncio, explicó a Clarín que esta idea errónea dificulta la búsqueda de tratamientos efectivos.

«Es clave comprender que la obesidad no es un tema de carácter, sino una enfermedad crónica y compleja que requiere un abordaje integral. Si bien reconocemos la influencia de los factores externos como las dos principales causas de la pandemia de obesidad: la importancia del patrón alimentario y de la actividad física, no todo tiene que ver con ‘moverse más’ y ‘comer menos’«, sostuvo.

Si esas dos premisas simplificadas fueran reales, dice Busnelli, «las dietas restrictivas y el ejercicio físico hubiesen funcionado universalmente y la gente no recuperaría peso».

Cambiar el patrón alimentario de forma sostenida -«no durante dos meses»- es la forma de abordar el tratamiento de una manera efectiva. Y no es todo.

«La propia enfermedad, que es la interacción de tantas causas diferentes, no permite que sólo la modificación de la ingesta permita que exista un tratamiento adecuado. Pareciera que los pacientes no tienen voluntad para cumplir las dietas y que por eso mantienen esa corpulencia».

El exceso de peso puede ser multifactorial, pero muchos creen que combatirlo es sólo un tema de voluntad y conducta alimenticia. Foto: Shutterstock

En la obesidad existen también factores no modificables: los de origen genético. Entre los modificables, además de la sobrealimentación y el sedentarismo, hay predisposiciones del ambiente intrauterino, enfermedades psiquiátricas, las alteraciones de la microbiota, el uso de fármacos que aumentan el peso, enfermedades endócrinas, estrés.

«Con todo eso, no se puede sólo hacer responsable a que una falla en el paciente, con su conducta, sea el único agente causal», cierra.

¿Se puede prevenir?

Sobre este punto hay consenso: adoptar hábitos saludables desde la infancia puede reducir significativamente el riesgo de tener sobrepeso.

¿Por qué la obesidad y el sobrepeso son prevenibles y por qué apenas 3 de cada 10 lo saben?

Ana María Cappelletti, coordinadora del Grupo de Trabajo de Obesidad de la SAN y quien también fue una de las oradoras, dice a Clarín que la prevención va más allá de lo individual.

«Tiene que haber un compromiso multisectorial que integre a todos los niveles de la sociedad: el sistema educativo, el sector gubernamental y la industria, para crear entornos saludables que faciliten mejores elecciones relacionadas al estilo de vida».

A nivel individual, marca Cappelletti, la prevención comienza incluso antes del nacimiento, durante la programación del embarazo.

«El primer ambiente es el útero materno, cuya influencia puede determinar la expresión, o no, de genes que predisponen a la obesidad y las enfermedades metabólicas. Otro momento clave de intervención es la primera infancia, etapa en la que se establecen hábitos que influirán en la salud a lo largo de toda la vida».

Si una minoría entre los encuestados sabe de esta posibilidad de prevención del sobrepeso, la experta lo adjudica a que «estas acciones preventivas, individuales y multisectoriales, no se visibilizan lo suficiente».

Las personas que la padecen se sienten responsables y culpables por su condición, lo que no sucede con ninguna otra enfermedad crónica.¿Está subtratada la obesidad en el país?

«Muchos profesionales de la salud en atención primaria no abordan el tema con sus pacientes o lo hacen con enfoques reduccionistas y estigmatizantes, con frases como ‘tenés que cerrar la boca y moverte más'», sostiene, y asegura que «hay escasos equipos multidisciplinarios para abordar la obesidad en su complejidad psiconeuroendócrina», sumado a que «el acceso es limitado en la atención pública».

Discriminación y sus efectos

El estigma social es una carga pesada. Nueve de cada diez personas con sobrepeso u obesidad admitieron haber sido discriminadas. La exclusión social y los prejuicios pueden generar baja autoestima, ansiedad y depresión, lo que a su vez dificulta la búsqueda de ayuda médica.

«Debemos trabajar como sociedad para erradicar la discriminación y garantizar el acceso a un tratamiento adecuado», enfatizó Busnelli.

Tratamientos y abandono

La lucha contra la obesidad no solo radica en iniciar un tratamiento, sino en sostenerlo en el tiempo. Seis de cada diez encuestados creen que la clave del éxito es mantener los resultados a largo plazo, pero la realidad muestra que la mitad de las personas abandonan cuando no ven cambios rápidos.

«Es un problema crónico y, como tal, necesita un enfoque sostenido. Muchas veces, el propio organismo activa mecanismos que buscan recuperar el peso perdido», explica Busnelli.

Otro hallazgo del estudio es que cuatro de cada diez personas desconocen la existencia de tratamientos farmacológicos para la obesidad. «La medicación no es la única solución, pero es un pilar más dentro de un tratamiento integral», indicó Cappelletti.

PS

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