Este gobierno es una estafa. Sobran las razones para decir que Milei se tiene que ir

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Valijas, criptomonedas, decretos y represión son algunos de los elementos que nutren las filas de una gestión que solo trae hambre y ajuste para el pueblo.

La represión como política de Estado

El miércoles pasado, con Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de la Nación, a la cabeza, se desarrolló un megaoperativo criminal para amedrentar la movilización de jubilados, que fue apoyada por hinchas de diferentes clubes y otros sectores. Los detenidos se calcularon entre 114 y 149 manifestantes, y la ministra amenazó con detenciones de hasta 20 años, amparadas en la Ley Antimafia. Paralelamente, el accionar de las fuerzas fue tan escandaloso que, a las horas, la jueza Andrade liberó a gran parte de ellos. Los heridos se cuentan por centenares, y entre ellos se encuentra el fotógrafo Pablo Grillo, luchando por su vida luego de que sufriera el impacto de una cápsula lacrimógena arrojada por la policía.

El ensañamiento fue total. Se efectuó una cacería de los manifestantes por las zonas aledañas al Congreso y el microcentro. Las imágenes son de una brutalidad que nos dirige automáticamente a los momentos de crisis social y política más grandes de la historia reciente de nuestro país.

Mientras afuera del recinto la policía reprimió a los jubilados, puertas adentro sus diputados afines se encargaron de hacer un show de golpes para permitirle a Martín Menem suspender la sesión que iba a tratar las distintas iniciativas para investigar el escándalo en el que está envuelto el presidente, luego de haber promocionado la criptoestafa $LIBRA.

Asimismo, los focos de aquella jornada política apuntaron a las calles y no al parlamento. Las expresiones de lucha callejera retoman la iniciativa en un marco que obliga incluso a la CGT a volver a hablar de un paro.

Elementos de un gobierno de miserables

La lógica libertaria profundiza los senderos recorridos en su primer año de gestión, mostrando la crueldad en carne viva. Algunos de los puntos centrales de su gobierno son:

  • La represión: El gobierno puso de moda la represión y persecución en todos los ámbitos como medio necesario para implementar el plan motosierra. Durante su gestión, fueron costumbre los allanamientos a las organizaciones populares, las viles represiones justificadas con el protocolo contra la protesta, la apertura de causas contra manifestantes políticos y la denominación de “terrorista” a todo aquel que se moviliza. Elemento que se repite bajo el mote de “barrabrava”. El grueso presupuesto que tienen las fuerzas represivas no solo alimenta la parte visible de aquella industria, sino también las operaciones que se gestan por lo bajo y están presentes en cada movilización. En vivo y en directo, la policía planta armas y deja patrulleros totalmente abiertos, sin inmutarse. Para ilustrar, en la última semana, el gobierno amplió el presupuesto de la SIDE en 7.366 millones, de los cuales 1.625 millones van dirigidos a gastos reservados del organismo.
  • Democracia Ponzi: Las aclamadas reglas de la democracia burguesa mostraron la poca rigidez que tienen a la hora de limitar proyectos que benefician a la clase que las impuso. Así es como una decretocracia impone jueces en la Suprema Corte, megaleyes sin pasar por el Congreso y acuerdos con el Fondo Monetario Internacional sin siquiera existir detalles del mismo. Es decir, durante la gestión libertaria, el ejecutivo hizo y deshizo todo lo que necesitó, y su contraparte son los otros dos poderes, que fueron totalmente cómplices y permitieron esta situación. Ni la Justicia ni el Parlamento cuestionaron seriamente el plan motosierra; es más, en sus pocas intervenciones, terminaron acompañándolo y fueron “héroes” para la Rosada. Y, con el silencio del peronismo, designó por decreto jueces para la Corte Suprema.
  • Desguace estatal: El Estado no es inútil, sino que hay muchos inútiles dirigiendo el Estado. Nada, pero absolutamente nada, funciona mejor desde que está en manos libertarias. Se han encargado de desguazar profundamente al Estado, transformando a nuestro país en uno inocuo para enfrentar situaciones de suma complejidad, como el temporal en Bahía Blanca. Su única política dentro del Estado es una cruzada contra los trabajadores estatales, mientras cada uno de sus funcionarios suma ñoquis como si todos los días fueran 29.
  • La gran estafa: Todo este gobierno es una estafa, y no es solo por la causa de $LIBRA, sino que quien asumió sosteniendo que la motosierra se dirigía hacia la casta y no a los jubilados, está haciendo todo lo contrario. Mientras el negocio de la política mueve valijas sin que se revisen en la aduana y tiene a un senador vital con su voto para la aprobación de la Ley Base investigado por corrupción, los jubilados, los sectores populares y los trabajadores en general estamos cada vez peor. Con febrero de 2025, ya son 15 meses consecutivos de consumo a la baja, y el gobierno busca desesperado un acuerdo con el FMI para poder sostener la brecha monetaria. Una estafa con grandes consecuencias.

Ponerle fin a la motosierra

Esta situación no da para más. Este último mes y medio desnudó a un gobierno lleno de timadores, estafadores y coimeros, que vía decreto deciden por la vida de millones de argentinos.

Sobran las razones para sostener que Milei, Bullrich y todos estos estafadores se tienen que ir. En ese sentido, este miércoles puede ser una nueva prueba de resistencia popular, con otra convocatoria en defensa de los jubilados, y a una semana del 24 de marzo, se coloca como fecha clave de demostración de fuerzas en las calles.

Mientras tanto, la CGT se juega a descomprimir esta olla a presión, anunciando un posible paro con fecha al 8 de abril, es decir, dentro de más de 20 días. Para la misma, ni siquiera está decidido si será con movilización o no, y, como nos tiene acostumbrados, sin ninguna medida de continuidad. Patear la pelota es poco.

Es necesario luchar por un paro efectivo y exigir un plan de lucha que exprese una agenda de continuidad contra el plan de guerra de Milei. A su vez, tomando el mismo en nuestras manos, sin ninguna confianza en esta central que ha pactado con el gobierno cuantas veces pudo.

No solo hay que superar al peronismo sindical, sino a su conjunto, ya que hasta sus ramas más progresistas, ante un marco de ataque macartista hacia la izquierda, prefieren despotricar por la “foto trotska” antes que movilizarse por los jubilados.

Es preciso poner en pie una alternativa política de izquierda, de trabajadores y sectores populares, que supere sectarismos, dogmas y se delimite de todas las prácticas de la vieja política. Te invitamos a dar esa batalla con nosotros.

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