La calle Corrientes, de luto: falleció Antonio Gasalla

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Es cierto, las malas noticias no tardan en llegar y esta vez, también es muy triste. Decir que la calle Corrientes está de luto por el fallecimiento de Antonio Gasalla no llega a describir la repercusión que tendrá su ausencia. El creador del personaje de Mamá Cora dejó su marca personal no sólo en el teatro nacional sino también en la televisión y el cine.

Tras el creciente “deterioro cognitivo y físico” de Gasalla, signos involuntarios del Alzheimer que padecía desde fines de 2019 -notorio durante la pandemia-, el actor que con su personaje de nona despistada le sonsacaba a Susana Giménez lo que ni ella misma hubiera esperado ventilar, hacía del living más emblemático de Telefé una usina de primicias y uno de los picos del rating de la diva de los teléfonos.

Susana sin duda, es una de las personas que más lo quería, pero no la única. Fue ella misma quien recibió el Martín Fierro a la Trayectoria que le concedió APTRA el 9 de julio 2023.

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Cada una de las obras de Antonio Gasalla fue un gran éxito en la calle Corrientes.

“Nadie te va a olvidar en tu vida nunca más. Te quiero, Antonio. No sé si estarás viendo esto, pero quiero que lo sepas, las energías llegan”, dijo Susana, con la voz entrecortada por el llanto. Junto a la protagonista de La Mary, Gasalla también revivía cada semana a Flora, otro de sus personajes más emblemáticos, y la empatía entre ambos actores trascendía el estudio de televisión y traspasaba la pantalla.

Antonio Gasalla, un disruptivo.

Antonio Gasalla era tímido, hablaba poco y con tiempo para ser un gran observador. Así, mirando, construía personajes que lograron calar hondo en los arquetipos de la argentinidad.

Antonio Gasalla en la tevé

Aunque su fibra más íntima era teatral, la televisión hizo de él una figura popular.

En 1988, Gasalla desembarcó en “la caja boba” de ATC con personajes –casi siempre femeninos- que desenmascaraban tips y tocs argentinos: la ineficiencia pública (Flora), las neurosis obsesivas (Soledad Dolores Solari), la superficialidad de las presentadoras de la tevé (Barbara don’t worry), los pliegues de la vejez (la abuela; Mamá Cora), la entrevistadora (La Gorda), la mecenas cultural (Mecha, la millonaria, flecha directa a Amalia Lacroze de Fortabat), la traductora obscena, la maldad infantil (la Nena), la parodia periodística (Edith), la rubia rica (Inesita), la madre tiránica (Yolanda), la enfermera ignorante (Francisca), la maestra que no enseña (Noelia), la empleada doméstica servil (Kika), y un largo etcétera.

Antonio Gasalla. En una entrevista dijo que él había inventado el conchero que utilizaban los actores en escena.

Así, el pack de los personajes que desfilaron por El Mundo de Antonio Gasalla, pensado para dos años, se extendió por trece temporadas. En los 90 se fue a Telefé (A la Playa con Gasalla, Gasalla 91, El Palacio de la Risa), luego al 13 (Gasalla en la tele) y en 1997 se mudó al 9, para hacer Gasalla en Libertad.

Consagrado capocómico, se corrió de su estrellato televisivo cediendo lugar en la pantalla para que otros actores y actrices injustamente olvidados, pudieran revivir. Fue el caso de Nelly Láinez, Norma Pons y Roberto Carnaghi. También dio cabida a desconocidos que terminaron siendo una revelación: Alejandro Urdapilleta, Humberto Tortonese, Atilio Veronelli, Carlos Parrilla, Juana Molina, Verónica Linás e incluso Federico Klemm.

Gasalla en la calle Corrientes

El registro discográfico de los primeras presentaciones de un género aún novato en el país reunió a Antonio Gasalla con el entonces ignoto Carlos Perciavalle en Yo, no… ¿Y usted? (RCA). Se habían conocido cuando el uruguayo vino a vivir con su familia a Buenos Aires y se había inscripto en el Conservatorio de Arte Dramático.

Arrancando en primera con ¡Help Valentino!, piedra fundacional del café-concert porteño, el dúo se unió al talento de Edda Díaz y Nora Blay, y el cuarteto compartió su profesión hasta mediados de la década del 70, en una carrera de brillos y lentejuelas que los convirtió en la evocación rioplatense de los teatros de Broadway.

Con Carlos Perciavalle en el lugar, se presentó la obra “Planeta Gasalla” en el CCK y una exposición dedicada al artista

Compartieron luego La mandarina a pedal, Yo no, ¿y Ud? y Nosotros tres. Antes de separarse, la dupla precursora de lo que hoy se conoce como “stand-up”, ofreció a su público una suerte de adiós cinematográfico en Clínica con música (Pancho Guerrero, 1974) y Un viaje de locos (Rafael Cohen, 1974) para que pudieran ser también recordados en el séptimo arte.

Antonio Gasalla en Esperando la carroza (1985)

Esperando la carroza.

Y cuando nadie lo esperaba, en 1998, la entrega de los Premios Podestá reencontró a los ya distantes Gasalla y Perciavalle, monologando de a dos sobre la angustia de los actores que esperaban que algún productor se acordara de ellos y los llamara para ofrecerles trabajo. La temporada consolidó ese reencuentro en Punta Del Este, donde compartieron Gasalla-Perciavalle 99, en el Teatro Laguna del Sauce, sito en la misma mansión de su coequiper uruguayo.

Y volvieron a destellar juntos, varias veces más, en Gasalla y Perciavalle en Broadway (2000) y Gasalla y Perciavalle, la leyenda continúa (2001).

Sin embargo, eran distintos. Durante su extensa carrera, Antonio Gasalla procuró preservar su vida privada y, en eso, siempre se diferenciaron. Cuando la distancia entre ambos se hizo evidente, su partenaire de antaño lo trató de malhumorado, misógino e incluso lo hirió profundamente al ventilar un problema de salud –un supuesto cáncer óseo- que el creador de Mamá Cora había pedido que no trascendiera. Fue el bocadito de la semana para los cuervos del periodismo (“estalló la guerra fría de los capocómicos”, se decía), carne vencida con un sabor amargo que ni la pimienta pudo revivir: “¡pero si fueron pareja!”, se agregó, y todo terminó en la banquina.

Marcelo Polino, sobre la salud de Antonio Gasalla: «No tiene noción ni siquiera de dónde está»

En el mientras tanto, Antonio Gasalla dejó una estela larguísima y muy rendidora en la calle Corrientes: Gasalla en Corrientes (con Moria Casán y libro de Enrique Pinti); El Maipo es el Maipo y Gasalla es Gasalla; Pan y circo (que él mismo dirigió); Maipo made in Gasalla; Maipo 100 por 100 Gasalla; Gasalla en el Lido; El Mundo de Antonio Gasalla; La verdá de la milanesa….

Impagable, Antonio Gasalla como Soledad Dolores Solari.

Y, muy merecida, fue la elección de su figura para que inaugurara, en octubre de 2016, el colectivo “Estrellas en la calle Corrientes”, una sucesión de placas sobre la vereda de 100 artistas que hicieron historia en el on teatral; al estilo Hollywood, pero en Buenos Aires.

Antonio Gasalla, estrella

En abril 2023 y luego de una prolongada ausencia en los medios, Gasalla fue noticia cuando su hermano Carlos y otros miembros de la familia denunciaron en una fiscalía de Justicia Civil de la Capital Federal que una mujer, Julia, había engañado al actor, desorientado en tiempo y espacio, y se había instalado en su departamento de Recoleta, robándole dinero, joyas, obras de arte –tenía una notable colección- y sobre todo, su buena fe. “A los efectos de su resguardo personal y patrimonial”, lograron que la vivilla abandonara la vivienda y que la familia pudiera disponer su internación en una clínica de tratamiento del Alzheimer.

Desde allí fue trasladado el lunes 20 de mayo al Sanatorio Otamendi, para tratar una neumonía, pero le encontraron una úlcera de esófago, que parecía letal. Sin embargo, en mayo del año pasado, Gasalla también surfeó esa ola y bien que mereció un aplauso.

Gasalla y el cine

Mención especial merece su paso por el cine. Participó en nueve películas, pero en primera fila y con aplauso cerrado, Esperando la carroza (Alejandro Doria, 1985) consagró a su Mamá Cora. Anterior fue La tregua (Sergio Renán) y posterior, Dos hermanos, una nueva revelación de su destreza actoral, junto a Graciela Borges (Daniel Burman, 2010).

En 2012 fue jurado de Bailando por un sueño Argentina, de Marcelo Tinelli y, luego de algunas presentaciones en las tablas, con público en vivo (Cristina en el país de las maravillas, Gasalla, Más respeto que soy tu madre, de Hernán Casciari), se fue apagando de a poco hasta que durante la pandemia, en 2020, anunció su alejamiento definitivo.

Antonio Gasalla.

Su primer Martín Fierro lo ganó en 1989, seis años más tarde el Martín Fierro de Oro y en 2004, el de Mejor Labor Humorística por su personaje de La abuela, en el show televisivo de Susana Giménez

El 9 de marzo de 2024 cumplió 83 años y su trabajo inmenso será recordado durante muchos más. ¡Gracias, Antonio Gasalla, por teñir de humor la tragicomedia nacional!

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