Fútbol, el arte de la elegancia

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Lo único interesante del partido del otro día de River con Barcelona de Guayaquil fue el look de Segundo Castillo, el técnico ecuatoriano: un smoking rosa. ¡Fútbol champagne en un Monumental desierto! Parece que Castillo antes fue un férreo jugador –al que expulsaban bastante seguido– y lo apodaban “el Mortero”. Pero luego, gracias a los diferentes outfits que adopta, tuvo (y tiene) una segunda vida, casi, como influencer. De hecho, luego de ganar en Brasil frente al Corinthians, clasificando a Barcelona a la fase de grupos de la Copa Libertadores (cosa que Boca, como sabemos, no logró hacer, pese a –o tal vez, justamente por eso– tener un técnico al que apodan “pintita”), los hinchas lo rebautizaron como “Sir Second Castle” (Señor Segundo Castillo, un juego de palabras con su nombre en inglés) por su elegancia. Inmediatamente, el entrenador se volvió un ícono fashion y se ganó los elogios del mundo de la moda, al punto que Giacomo Aricó, un periodista colaborador de Lifestyle y Cinema & Costume para Vogue Italia, escribió: “‘Una elección de estilo que coincide a la perfección con la temática Black Dandy de la próxima Met Gala 2025. Y quién sabe si el entrenador Segundo Castillo se puso este esmoquin blanco a propósito…”. Efectivamente para ese partido se había puesto un smoking blanco. A propósito, por supuesto.

Toda excentricidad es bienvenida en este fútbol de obreros globales y multimillonarios del pasecito corto hacia los costados. De hecho, se me ocurrió que, si algún día yo trabajase como editor en alguna editorial, publicaría un libro sobre fútbol y moda, idea que me parece sumamente interesante y que creo que nadie ha desarrollado (creo, digo, tal vez sí existe, quién sabe: ¿hay algo que el mercado editorial mainstream no haya probado ya?). Un primer nombre local sería el del Loco Gatti: bermudas de tela rasada, vincha de colores fuertes, medias bajas, sus locuras (que en verdad consistían tan solo en haber sido el mejor arquero de su época) iban acompañadas del atuendo perfecto para la ocasión. No habrá otro igual a él. Un capítulo aparte se lo llevaría Zinedine Zidane, el más grande jugador de la historia de Francia, como corresponde a tal honor, hijo de argelinos inmigrantes pobres (de paso, ganó tres Champions League como entrenador del Real Madrid). De Zidane, recuerdo ahora una frase: “La alianza entre ambos mundos (fútbol y moda) es muy positiva y se complementan”. Pero a diferencia de Beckham, que toma de la moda todo lo que tiene de frívolo y negocio (de hecho, el rosa del equipito ese en el que juega Messi, y Beckham promociona –no promociona sino que difunde, como diría Milei– es mucho menos atractivo que el rosa de “Sir Second Castle”), Zidane aclara: “Podría tener un saco de hace 15 años. Ese es mi estilo: si tengo algo que me gusta, puedo conservarlo toda la vida”. La elegancia, dirían Zidante y Castillo, es una forma de vida, un modo de estar en mundo, no el hábito de usar lo último que impone el mercado. Originales y excéntricos, queremos muchos más de esos en el fútbol.

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