La Casa Rosada y los gobernadores atraviesan un invierno de fuertes tensiones y desconfianzas mutuas. Las decisiones políticas que se avecinan ofrecen un cóctel complejo: las provincias reclaman por fondos a la Nación (por ahora sin respuesta satisfactoria), la Casa Rosada necesita evitar un frente de tormenta en el Congreso y todo eso se mezcla con las definiciones electorales a lo largo y a lo ancho del país.
Es que, aunque Javier Milei necesita garantizar gobernabilidad (tanto para defender eventuales vetos como para impulsar reformas de fondo en la segunda mitad de su mandato), cuando se sumerge en la negociación por las listas La Libertad Avanza (LLA) está lejos de mostrar generosidad con los mandatarios provinciales aliados para cerrar acuerdos electorales y armar nóminas conjuntas.
Ello se conjuga con la negativa del Gobierno a soltar la billetera tras el reclamo conjunto de los 24 mandatarios para que se coparticipen el impuesto a los combustibles y los Aportes del Tesoro Nacional (ATN). Hoy, un grupo de funcionarios provinciales mantuvieron un encuentro con el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, y se fueron con gusto a poco.
El Gobierno ofreció coparticipar únicamente la parte del impuesto a los combustibles que va a obras viales y otorgar los ATN solo en caso de emergencia. Sin alcanzar un acuerdo, los mandatarios amagan con avanzar con su propuesta vía proyecto de ley, a través del Senado, donde tendrían el camino casi allanado.
Con este panorama, este mediodía hubo reunión de mesa política en la Casa Rosada. Participaron el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; su armador nacional, Eduardo “Lule” Menem; el titular de Diputados, Martín Menem, y el asesor presidencial, Santiago Caputo.
Pese a que el estratega de Milei siempre fue partidario de priorizar la gobernabilidad en el Congreso por encima de las aspiraciones partidarias locales, hasta acá se viene imponiendo la lógica del ala “karinista” del Gobierno, que prefiere “teñir de violeta” el territorio y disputar el poder en los terruños provinciales antes de cerrar un acuerdo electoral con los gobernadores. Incluso con aquellos que dieron probadas muestras de apoyo en este tiempo.
Así, los movimientos de las últimas semanas denotan que los acuerdos entre los libertarios y los gobernadores serán más bien excepcionales.
“LLA pide usar su sello, pide el violeta, pide poner el candidato, pide lugares en las nóminas provinciales. El incentivo de la gobernabilidad parece insuficiente para que quieran cerrar, prefieren ir con la propia”, dijo a LA NACION un colaborador muy al tanto de lo que ocurrió en las últimas horas en Corrientes, donde los libertarios −tras largas negociaciones− rompieron con el gobernador Gustavo Valdés (UCR) y definieron competir con una boleta violeta pura (tampoco cerraron con otros aliados, como el senador Carlos “Camau” Espínola) para disputar la gobernación provincial, que se dirime el 31 de agosto.
Posibles acuerdos
Las excepciones a esta regla parecen ser las provincias gobernadas por aliados que, a su vez, eligen senadores nacionales. Por ahora, el Gobierno sólo oficializó una alianza electoral con el gobernador radical Leandro Zdero en Chaco. El acuerdo ya se estrenó en los comicios provinciales de principios de mayo, donde “Chaco Puede+La Libertad Avanza”, la lista que unió al oficialismo provincial con el nacional, sacó más de 45 puntos, dejando a Jorge Capitanich con 33 puntos, en una performance no despreciable si se tiene en cuenta que el PJ jugó fracturado. La alianza entre LLA y la UCR, además, dejó afuera a Pro, a pedido de los libertarios.
En el mismo sentido, es altamente probable que se selle una alianza entre la Casa Rosada y el gobernador de Entre Ríos, Rogelio Frigerio. Esa provincia elige a cinco diputados nacionales y tres senadores, y la falta de un acuerdo de centroderecha podría aumentar las chances del peronismo. Además, Frigerio siempre hizo los acercamientos personales pertinentes, tanto con la propia Karina Milei como con los Menem.
El jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, enfrenta un escenario diametralmente opuesto al de su par amarillo de Entre Ríos. Los libertarios tienen definido competir contra Pro en la Capital Federal, aún cuando se eligen tres senadores nacionales. Karina quiere derrotar al intendente de la Ciudad y también tiene decidido disputar poder en Vicente López, donde gobierna Soledad Martínez, del riñón de Macri.
Ir con la propia
Entre los libertarios madura la idea de presentar una lista propia en provincias gobernadas por mandatarios que acompañaron con creces las necesidades de Milei en el Congreso. Los peronistas “aliados”, Osvaldo Jaldo (Tucumán) y Raúl Jalil (Catamarca), probablemente vean desembarcar una lista violeta en sus terruños.
En el caso de Tucumán, el armador nacional de LLA es el vicejefe de Gabinete, Lisandro Catalán. Pese a todo lo que se especuló en los últimos días, ya está prácticamente decidido que él no dejará su puesto en el Poder Ejecutivo para ser candidato, aunque tendrá la lapicera de la lista libertaria.
“Nunca hubo movimientos para cerrar con Jaldo”, se sinceran en Balcarce 50. Esa cerrazón −que podría obedecer a lo antinatural de una alianza con el PJ− también se trasladaría a otros aliados. Por ejemplo, en Tucumán tampoco habría un acuerdo con el radical “peluca” Mariano Campero, pese a que es uno de los diputados “héroes” que salvó los vetos de Milei.
Lo mismo le pasará a Gustavo Sáenz (Salta), que ya debió enfrentar a los libertarios en los comicios provinciales de mayo. “Los libertarios van a jugar solos”, dicen en la provincia del norte. Ni siquiera se vislumbra un operativo contención para el senador salteño Juan Carlos Romero, aliado del Gobierno en la Cámara alta.
En Misiones, el jefe del oficialismo local, Carlos Rovira, ya anticipó su lista de candidatos a diputados nacionales 50 días antes del cierre de listas. El mandamás provincial hizo una nómina blend en donde combinó su sello, el Frente Renovador de la Concordia, con postulantes de perfil liberal. Pero no fue fruto de un acuerdo con el mileísmo.
En Chubut está casi descartado un acuerdo de Ignacio Torres (Pro) con el Gobierno. Sería por conveniencia mutua: solo se renuevan dos diputados nacionales y tiene lógica que el oficialismo provincial y el oficialismo nacional busquen alzarse con una banca cada uno. En las próximas horas, Torres presentará su propio sello partidario, Despierta Chubut.
En duda, en tanto, está aún la situación en Mendoza. Allí, el telón de fondo está marcado por la disputa de cara a 2027 de dos radicales: el gobernador Alfredo Cornejo y el ministro de Defensa, Luis Petri, a esta altura hombre del riñón de Milei. En la Casa Rosada pretenden que Cornejo postergue los comicios provinciales para el año próximo. “Se está conversando, hay posibilidades de acordar, todavía Cornejo tiene que definir si desdobla o no las elecciones”, dicen en LLA.
Es un ejemplo del rosario de pretensiones que tienen los violetas a la hora de negociar con los aliados. Si esos requisitos no se cumplen, en el partido mileísta prefieren “ir con la propia”.