Natalia Oreiro, que mostró a su nueva mascota adoptada, volvió a combinar descanso, cultura y sensibilidad en una nueva travesía internacional. Esta vez, su destino fue Lisboa, la capital de Portugal, donde disfrutó de unos días de vacaciones y compartió con sus seguidores una experiencia cargada de historia, estética y poesía.
A través de su cuenta de Instagram, la actriz publicó una serie de fotos y videos que retratan su paso por la ciudad. Pero lejos de limitarse al turismo clásico, Oreiro eligió destacar detalles que conectan con su mundo interior: fachadas con azulejos tradicionales, tranvías antiguos, balcones con hierro forjado y puertas ornamentadas.
El motivo principal que la llevó a Lisboa no fue otro que su profunda admiración por Fernando Pessoa, uno de los escritores más importantes del siglo XX: “Mi amor por Pessoa me llevó a Lisboa”, escribió Natalia en el posteo, desde su hermoso jardín en San Isidro.
Este mismo lo acompañando con imágenes y un fragmento del poema No sé cuántas almas tengo, una obra clave del autor portugués: “A cada instante cambié. / Continuamente me extraño. / Nunca me vi ni me hallé. / De tanto ser, solo tengo el alma. / Quien tiene alma no tiene calma…”, compartió, revelando un momento de introspección.
Durante su estadía, Natalia se mostró distendida, vestida de manera relajada y con una sonrisa constante. Se la vio paseando por el barrio de Alfama, saltando frente a murales de azulejos azules, posando frente a puertas coloridas y observando con atención detalles arquitectónicos como un llamador con forma de mano.
También se subió al icónico tranvía 28, uno de los símbolos lisboetas que recorre los barrios más antiguos de la ciudad. El posteo fue rápidamente celebrado por sus seguidores y colegas. Personalidades como Felipe Pigna, Celeste Cid y Gabriela Sari reaccionaron con mensajes de cariño.
Mientras que cientos de usuarios comentaron su amor por Lisboa y el espíritu del viaje de Natalia: “Qué belleza de ciudad”, “Disfrutá mucho, Nati”, “Lisboa es mágica, como vos”, fueron algunas de las frases que aparecieron en los comentarios.
Natalia ya había demostrado en otros viajes su interés por las culturas y las pequeñas historias de cada lugar. En 2024, compartió una experiencia similar en Japón, donde se mostró rodeada de sakuras y templos, y reflexionó: “Lo que más recuerdo no es solo lo que deseé conocer, sino la gente y las emociones que quedaron en mí”.
Así, Lisboa se convirtió para ella en algo más que un destino: fue un espacio de contemplación, un homenaje poético y un recordatorio de que los viajes también pueden ser una forma de redescubrirse. Con su estilo único, Natalia volvió a demostrar que la belleza está en los detalles y que cada ciudad tiene su propia alma.