Benjamin Bernheim en el Colón, el contador de historias que sabe cantar y narrar con excelencia

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El tenor Benjamin Bernheim se presentó junto a la pianista Carrie-Ann Matheson en el Teatro Colón, en el marco del ciclo Grandes Intérpretes. El recital incluyó un programa de excelencia con obras de Bizet, Duparc, Chausson, Chaikovski, Puccini, Massenet, Kosma, Trenet y Brel.

No son muy comunes las oportunidades de escuchar en concierto a un tenor como Benjamin Bernheim en un momento tan sólido de su trayectoria. No se trata necesariamente del punto culminante de su carrera, pero sí de un presente artístico donde su voz madura -trabajada con esmero, sin rastros de desgaste- se manifiesta con plenitud. En el marco del ciclo Grandes Intérpretes del Teatro Colón, su presentación dejó en evidencia no solo la calidad técnica de su voz, sino también su merecida fama de storyteller, de contador de historias.

Acompañado por la pianista Carrie-Ann Matheson, con quien sostiene una colaboración de larga data y una producción discográfica en común, Bernheim propuso un recorrido que atravesó la chanson y la mélodie francesas, con incursiones en otros repertorios y lenguas: desde el lirismo introspectivo del ruso en Chaikovski, hasta la delicadeza del italiano en las canciones de Puccini y el brillo vocal del alemán en los encores.

La solidez fue una cualidad que atravesó la noche. En la primera parte destacó especialmente su interpretación de Kuda, kuda de Eugene Onegin de Chaikovski, donde Bernheim logró transmitir una expresividad intensa y profunda, sin caer en excesos ni artificios. En el cierre, con Pourquoi me réveiller? de Werther, Bernheim desplegó una potencia vocal impresionante, combinada con un control técnico impecable y un manejo sutil de la proyección.

El único momento solista de Matheson fue el Interludio de Poème de l’amour et de la mer de Chausson, que interpretó con gran sensibilidad. Sin embargo, fue su trabajo como acompañante lo que consolidó su presencia en el concierto: cuidó las dinámicas, construyó los climas con atención al detalle y logró una interacción fluida con la voz del tenor.

Benjamin Bernheim encaró un repertorio basado en la chanson y la mélodie francesas, acompañado por el piano de Carrie-Ann Matheson. Foto: Prensa Teatro Colón/ Juanjo Bruzza

Excelente y relajado

La segunda parte del programa mantuvo la excelencia, pero fue tomando un aire más relajado hacia el final.

En las tres últimas canciones –Les feuilles mortes, Douce France y Quand on n’a que l’amour– se notó una mayor soltura escénica, una gestualidad más natural y un claro disfrute personal del cantante. Estas piezas forman parte del álbum Douce France, que Bernheim grabó junto a Matheson para Deutsche Grammophon, y que confirma su habilidad como narrador: un intérprete que da vida a los textos sin perder la elegancia.

Las dos piezas ofrecidas fuera de programa reafirmaron esa impresión. Dein ist mein ganzes Herz, de Das Land des Lächelns de Franz Lehár, evidenció su flexibilidad idiomática y dominio del repertorio, mientras que Ah! lève-toi, soleil de Roméo et Juliette de Gounod reafirmó su maestría en la ópera francesa y confirmó el deseo de escucharlo pronto en un rol completo.

Fue un cierre acorde con una noche marcada por la musicalidad, la inteligencia interpretativa y el rigor técnico.

El tenor francés Benjamin Bernheim y de la pianista Carrie-Ann Matheson ofrecieron una noche marcada por la musicalidad y el rigor técnico. Foto: Prensa Teatro Colón/ Juanjo Bruzza

Ficha

Ciclo Grandes Intérpretes.

Calificación: Excelente

Con: Benjamin Bernheim (tenor), Carrie-Ann Matheson (piano) Teatro: Colón, domingo 27 de julio.

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