Otra imputación llevó de vuelta a la cárcel de San Rafael, Mendoza, a Julieta Silva, la mujer que atropelló y mató a su ex novio Genaro Fortunato, en 2017. Estaba con prisión domiciliaria desde el jueves pasado por otro caso: había sido denunciada por su esposo, Lucas Giménez, de haberlo golpeado y lastimado en su casa.
Este lunes, el fiscal penal Fabricio Sidoti volvió a imputar a Silva en la causa abierta en su contra por lesiones leves a su marido.
La mujer desobedeció una orden de restricción que tenía sobre la hija de la anterior pareja de Giménez, quien también la denunció por nuevas amenazas.
La sanrafaelina de 39 años fue imputada por los delitos de desobediencia y amenazas, luego de que se confirmara que Silva violó una prohibición de acercamiento impuesta por una jueza de Familia a la hija de su pareja de un anterior matrimonio.
El Ministerio Público Fiscal informó que esta nueva denuncia había sido realizada el 17 de julio, cuando policías fueron hasta la casa de la pareja y constataron que el marido de Silva presentaba escoriaciones y una hinchazón compatible con una agresión física.
Por esa denuncia, la mujer había quedado bajo arresto domiciliario con tobillera electrónica por ser madre de una beba de un año, beneficio que acaba de perder.
«Respecto de la menor (hija de Silva y el denunciante) se ha dado intervención a los profesionales del Equipo Técnico Interdisciplinario (ETI) para poner en marcha todas las medidas de protección necesarias para resguardar su integridad», según informó la Fiscalía. Y adelantó que se ha determinado que la pequeña hija de la pareja, «quede a cargo de su abuela materna», la madre de Julieta Silva.
La muerte de Genaro Fortunato, el ex novio de Julieta Silva
En la ciudad de San Rafael, la nueva imputación revivió el dolor de la familia Fortunato y recordó los antecedentes de Silva, quien arriesgaba una pena prisión perpetua por haber atropellado con su auto y matado a su novio, pero que consiguió que el tribunal cambie la carátula y la sentenció a un homicidio accidental, con una pena menor.
«Después de la pericia psicológica donde la describía como una persona peligrosa, estaba convencido de que había sido intencional el asesinato de Genaro. La Justicia dictaminó que era un accidente pero esto que ocurrió ahora me da la razón», dijo a Clarín, Miguel Fortunato, el papá de Genero.
En el juicio en 2018, la pericia psicológica determinó que Julieta Silva era una persona «egocéntrica, sin sentimientos de culpa, antisocial e histriónica». Los peritos consideraron que tenía escasez de frenos inhibitorios y tenía rasgos de violencia en su personalidad.
El informe pericial también hizo referencia al «narcisismo» y a una «inclinación a la manipulación». Pero el punto más importante es el que destaca que puede ser «peligrosa para otras personas».
A Julieta la vieron discutir con Genaro a la salida del boliche La Mona, en la madrugada del 9 de septiembre de 2017: «Aceleró y le pasó por encima como si nada», dijo un cuidacoche y ese relato fue ratificado por otro testigo, un odontólogo, que estaba con amigos a pocos metros, en el interior de un auto.
Según lo comprobado por la justicia, Silva condujo 150 metros, giró en U y al pasar por donde había quedado tendido su novio, lo atropelló y arrastró su cuerpo tres metros. En el juicio declaró que nunca lo vio y que, en realidad, volvió atrás para devolverle su teléfono celular.
«Ahora los que tienen que hablar son los jueces que no vieron la intención de matar, que todos veíamos. Pero esto, de alguna manera, lo confirma», dijo Miguel Fortunato. Y describió el dolor que permanece intacto por la pérdida de un hijo: «Alguna vez alguien me dijo ‘lo vas a superar’. No es verdad. No se supera. Se vive con este dolor, una mochila pesada, para siempre».
BPO