Ubicada en la región del Lacio, entre las ciudades de Roma y Orvieto, se encuentra un pequeño pueblo italiano que corre riesgo de desaparecer. Se trata de Civita di Bagnoregio, una ciudad en la cima de una montaña de toba, a la que solo se puede acceder a través de un puente peatonal.
Por qué puede desaparecer Civita di Bagnoregio
Civita di Bagnoregio es conocida como la “ciudad que muere” debido a la erosión constante de las rocas de toba sobre las que está construida. Ubicada a medio camino entre Orvieto y el lago de Bolsena, posee orígenes etruscos y medievales. Atrapada en el tiempo, es considerado uno de los pueblos más bellos de Italia.
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El pueblo fue fundado por los etruscos hace más de 2.500 años y, a lo largo de su historia, pasó por distintas dominaciones: romana, gótica y longobarda, antes de quedar bajo el Estado Pontificio.
Ya en la antigüedad, sus fundadores conocían la inestabilidad sísmica de la zona y realizaron obras de ingeniería para protegerla de los terremotos. Entre ellas, desviaron ríos y construyeron canales de desagüe para asegurar el correcto flujo del agua de lluvia.
Atractivos de Civita di Bagnoregio
Uno de sus principales atractivos es la calle San María, que conduce a la plaza principal, donde se levanta la iglesia románica de San Donato, remodelada en el siglo XVI. Allí se conservan obras de gran valor, como un Crucifijo tallado del siglo XV de la escuela de Donatello y un fresco de la escuela de Perugino.
El pueblo también cuenta con espacios culturales como el Museo Antica Civitas, instalado en una antigua vivienda, y la gruta de San Buenaventura. Además, sus callejones empedrados, arcos de piedra y casas medievales generan la sensación de estar detenidos en el tiempo. Cada rincón ofrece vistas pintorescas, macetas con plantas y detalles arquitectónicos únicos.
Las influencias medievales se reflejan en sus palacios nobles y arcos góticos, que evidencian la importancia de la Edad Media en su desarrollo.
En cuanto a la gastronomía, destacan platos típicos como el jabalí, la polenta y el salami casero. Los restaurantes del pueblo ofrecen una experiencia culinaria auténtica, basada en ingredientes frescos y recetas tradicionales transmitidas de generación en generación.
MC/MU