Suenan las campanas del ocaso… Era un secreto a voces, más allá de la reunión que tuvieron Diego Martínez y el Consejo de Fútbol -sin Juan Román Riquelme- en el inicio de la semana posterior a la derrota con River en el Superclásico, todo parecía indicar que los días estaban contados. Y claro, cuando algunos pensaban que la visita a Córdoba podía generar, por lo menos, un poco de paz en medio de tanto caos, lo cierto es que resulto ser todo lo contrario.
Boca jugó un partido muy malo, los de Diego Martínez se vieron doblegados por Belgrano, que le ganó en todos lados y, de no ser por Leandro Brey, la noche pudo ser aún peor. Tras la caída, el entrenador aseguró que presentó la renuncia y se convirtió en el sexto entrenador que se va desde la llegada de Riquelme a la dirigencia de Boca.
La gestión de Riquelme estuvo marcada por varios títulos locales que consiguió y también por haber alcanzado la final de la Libertadores 2023 y la semi en 2020 (caída con Santos). Y también por la inestabilidad de los entrenadores, ya que sumó cinco en su gestión como vice segundo.
¿Qué pasó con cada uno? Fueron diferentes casos y situaciones, ninguno terminó en paz. Y ninguno consiguiendo una identidad futbolística que sedujera a la gente y al propio ex 10.
Miguel Ángel Russo y su segundo ciclo
Primero fue Miguel Angel Russo, que había ganado la Libertadores 2007 con Boca y con un Riquelme de alta gama, uno de los mejores de su carrera. Cuando asumió y luego de la salida de Daniel Angelici y de Gustavo Alfaro, Riquelme decidió apostar por un DT querido en Boca, con experiencia. Supo llevar a Tevez y le arañó un título muy festejado en plena pandemia a River, con ese 1-0 a Gimnasia de La Plata y el equipo de Gallardo empatando de visitante en la última fecha contra Atlético Tucumán, cuando dependía de sí mismo.
Russo arrancó en enero de 2020: fueron 60 partido, con 30 ganados contando definiciones por penales (dos eliminado a River), 18 empates y 12 derrotas, obteniendo la Copa de la Liga y la Copa Maradona, por penales vs. Banfield. Se fue luego de algunos resultados malos en el torneo local, tras estar contra las cuerdas: le comunicaron que no seguiría.
Sebastián Battaglia: la llegada de uno de Inferiores
Luego fue el turno de Sebastián Battaglia, quien ya había dirigido al equipo cuando volvió de la vergonzosa eliminación contra el Atlético Mineiro en Libertadores 2021 y Russo y cía. tuvieron que hacer aislamiento por la pandemia. El más ganador de la historia del club, con anterior experiencia en Almagro, arrancó en agosto de 2021, luego de dirigir en Reserva.
Battaglia llegó a ser campeón: primero de Copa Argentina al vencer por penales a Talleres y luego Copa de la Liga 2022, tras dejar en el camino a Defensa y Justicia, Racing y después de golear a Tigre en la final de Córdoba. Dirigió seis partidos de la Liga (que ganó Boca finalmente con Ibarra) y luego fue despedido en una YPF: el equipo no jugaba bien y había quedado afuera de la Libertadores 2022 tras los penales errados por Benedetto. Esa misma noche, Battaglia cuestionó que le faltaban refuerzos, que no le habían traído, y la bomba detonó: lo echaron en una estación de servicio cuando ya venía desde hacía tiempo contra las cuerdas.
El Patrón Bermúdez explicó cómo fue esa salida en la YPF: «Porque fue un día movidísimo, porque el plantel trabajó a la tarde en el predio, porque nosotros estuvimos desde el mediodía trabajando muchísimo, haciendo llamados, consensuando, no es fácil tomar una decisión así, hay que estar convencidos, analizar varias cosas. El regreso del entrenamiento para la zona en donde vive Sebastián fue traumático, hubo un problema, lo recuerdo claramente, en General Paz ese día, un problema de orden público, un problema de tránsito, se demoró más de dos horas en llegar a su residencia. Cuando llegamos lo llamamos, venía cansado, sofocado por el tránsito, quisimos tener un punto de encuentro equidistante a la distancia que estábamos nosotros. Nada más».
Hugo Ibarra, otro ex compañero en los años dorados
Luego fue el turno de otro histórico de la casa: Hugo Benjamín Ibarra,que estaba en la Reserva y subió a Primera, en su primera experiencia (hoy sigue sin dirigir). Uno de confianza de Riquelme, compañero de años dorados con títulos internacionales. El Negro empezó el 11 de julio de 2022 y se fue en marzo de este 2023. Las presentaciones del equipo dejaron bastante que desear y es por eso que Juan Román Riquelme y el Consejo tomaron la drástica decisión de cesar al Negro de su cargo.
En total, Ibarra dirigió 36 partidos al frente del Xeneize, cosechando una efectividad del 62,04%: 20 victorias, siete empate y nueve derrotas, con 44 goles a favor y 33 en contra. Claro, lo destacable es que cuatro de las caídas de su ciclo en Boca fueron en este 2023. Conquistó la Liga Profesional 2022 (empató con Independiente en la última fecha y zafó porque River superó a Racing) y la Supercopa Argentina 2022 frente a Patronato (la rompió Benedetto, fue a principios de 2023). Además, sufrió los duros golpazos ante Racing en las finales del Trofeo de Campeones 2022 y la Supercopa Internacional 2022. El equipo nunca encontró una línea de juego. El Negro quería seguir, no quería renunciar, pero lo echaron por malas actuaciones y resultados.
Herrón, rueda de auxilio
Si hay un hombre de perfil bajo que se coló desde el principio es Mariano Herrón, que fue compañero de Riquelme en Argentinos. Llegó de la mano de Román en 2020, fue ayudante de Russo y luego siguió con Battaglia. Bajó a Reserva y luego fue siempre hombre de confianza del vice, mirando los partidos con él desde un palco.
Contó Herrón, que volverá a ser rueda de auxilio y que en su momento dirigió en el debut en la Libertadores contra Monagas en Venezuela: «La gratitud mía para con Román es porque yo estoy acá (en Boca) gracias a él, es la realidad. Me invitó a formar parte de este proyecto. Agradecido también a Miguel (Russo), que aceptó que yo trabaje con él. Pero la invitación principal fue la de Román. Nos hemos enfrentado muchas veces cuando éramos jugadores. Quedó en el recuerdo aquel partido en el que lo hice marca personal (Argentinos 1-1 Boca, en 1999), porque empatamos y salió bastante bien. Pero si Román hubiera hecho alguno de los dos goles que pegaron en los palos nadie se hubiera acordado de Mariano Herrón. Son anécdotas que quedan: mi relación con él va más allá de esos partidos y ahora nos toca trabajar juntos. Nos conocemos desde los 10, 11 años, de las Inferiores de Argentinos».
El año pasado dirigió a Boca tras la salida inesperada de Almirón. Uno de esos partidos en el tramo final de la temporada 2023 fue la derrota con Estudiantes de La Plata en las semifinales de la Copa Argentina. Si el resultado era favorable y coronaba en la final, otra podía ser la historia para Herrón, quizá confirmado como DT principal del equipo.
Tras Ibarra llegó Jorge Almirón, la apuesta por uno de afuera
Cuando se fue Ibarra y quedó Herrón, estaba claro que buscaban rápidamente para la Libertadores alguien de peso. Boca descartó a Gareca y fue por Martino, quien agradeció, dijo que no y luego fue al Inter Miami. Y Riquelme se decidió por uno que no tenía identificación con Boca, que siempre le había gustado por sus apuestas ofensivas.
Fue por eso que eligió en su momento a Jorge Almirón, más allá de que venía de una muy mala campaña en el Elche y que sus últimos años no habían sido buenos. Almirón tuvo el coraje de agarrar en la previa del segundo partido de Libertadores y pudo levantar en un momento al equipo, aunque sin encontrar una identidad. De hecho, Riquelme siempre repetía, como con los anteriores técnicos, que se debía jugar mejor. Valoraba la campaña en la Libertadores, pero remarcando que el nivel podía mejorarse.
Almirón hizo una mala campaña local, llegó a la final de la Libertadores por penales, perdió los dos superclásicos y alcanzó la semifinal de la Copa Argentina (con Almagro y Talleres, por penales también). Y una vez que cayó en la final con Fluminense y con varios errores en los cambios durante la gestión, terminó yéndolo solo. Sabía que estaba en la mira y eligió irse antes. Fue el primer entrenador del ciclo que no consagrarse campeón.
El balance fue este: 43 partidos con 22 victorias, si se consideran como triunfos los empates que culminaron en triunfos en definición por penales; y tuvo 13 derrotas.
Diego Martínez, de los meses de buen juego a los gestos de Román en el palco
La llegada de Diego Martínez era una apuesta o quizás no tanto. El entrenador que ya había trabajado en las juveniles del Xeneize y que formó a Luca Langoni, Valentín Barco y Facundo Colidio, entre otros, era un DT del gusto de Román. Luego de una conflictiva salida de Huracán, algo que generó una tensión entre las dirigencia que aún continúa vigente, Martínez se puso el buzo de Boca para convertirse en el primer DT del Riquelme presidente.
Y claro, la llegada de Diego Martínez al banco de suplentes fue muy buena. Claro, si bien Boca se terminó metiendo casi por la ventana en los cuartos de final de la Copa de la Liga, en donde venció a Godoy Cruz, que fue líder de la Zona B. Sin embargo, más allá de que el conjunto del Gigolo se metió por la ventana, el nivel del equipo era de alto vuelo, algo que afirmó en aquella ya lejana victoria ante River en los cuartos de final de la Copa de la Liga, en donde el Xeneize no solo le ganó bien arriba, se plantó como hace un largo tiempo no lo hacía.
Y el primer quiebre llegaría en la semifinal con Estudiantes. En un partido en el que Boca fue ampliamente superior, una patada de Cristian Lema arruinó todo lo que había hecho el equipo de Diego Martínez. El central le metió un patadón infernal a Tiago Palacios dentro del área para que Edwin Cetré empatará el partido para que luego el Pincha eliminé a Boca.
Desde allí en adelante, Boca nunca volvió a ser el mismo. Los de Diego Martínez entraron en un sube y baja de rendimiento, que atravesaba pequeñas crisis que empezaban a generar conflictos dentro del vestuario. Desde el episodio de Benedetto y la frase de «noches alegres y mañanas tristes», pasando por el cruce del entrenador con Marcelo Saracchi, la insólita expulsión de Luis Advíncula en Belo Horizonte, la eliminación con Cruzeiro, el enojo de Sergio Romero con los hinchas en el último Superclásico y más…
Aquella tarde de hace una semana terminó siendo condenatoria, la continuidad de Martínez luego del Superclásico fue una simple extensión de la agonía. En Córdoba, Boca fue una continuidad del flojísimo equipo que se vio hace una semana en La Bombonera y que el propio Riquelme había condenado con sus eufóricos gestos en uno de los palcos del estadio luego de la derrota ante River. Esta vez, la oficina no fue una YPF, fue la sala de prensa del Estadio Alberdi, en donde Martínez dijo: «Hoy no va a haber ida y vuelta, quiero informarles que presenté la renuncia, hablé con la gente del Consejo. No vamos a continuar a cargo de nuestra función como cuerpo técnico. Agradecido al club y al presidente», cerró el DT en su última conferencia de prensa con el buzo de entrenador.