No se escondió Diego Martínez y enfrentó la realidad: se sentó en la sala de la conferencia de prensa para avisar lo que había hablado segundos atrás con el presidente Juan Román Riquelme. “Presenté la renuncia. Hablé con el Consejo de Fútbol y después con los futbolistas. No vamos a continuar en nuestra función. Creemos que es lo más sano para que los muchachos salgan adelante”, contó Martínez. Y siguió: “Estoy agradecido a la institución, al presidente por confiar en mí para llevar adelante una idea. También agradezco a la gente por el cariño increíble que me brindaron más allá de no tener un nombre importante en la historia del club”.
La salida de Martínez, entonces, es historia. Se fue tras 45 partidos, con 20 victorias, 15 empates y 10 derrotas, pero con la sensación de que tanto él como el equipo estaban para más. Arrancó bien el ciclo en enero, pero se fue desdibujando. Fue eliminado temprano en cada uno de los torneos que disputó. Solo tiene vida en la Copa Argentina: se mide frente a Gimnasia de La Plata por los cuartos de final.
El enfoque cambiará a partir de este domingo: las luces irán todas al presidente Riquelme, que se mostró algo nervioso en Córdoba. El ídolo está en el momento más crítico desde que decidió meterse en la política, primero como vicepresidente y ahora como cabeza de grupo. Ha fallado una y otra vez Román en la elección de los entrenadores. Tal vez el único que rindió fue el primero, Miguel Ángel Russo.
Después apostó por Sebastián Battaglia y por Hugo Ibarra, dos emblemas del club que se dieron el gusto de ser campeones como DTs pero tuvieron que despedirse por la puerta de atrás. Ambos fueron intentos fallidos. Luego vendría Jorge Almirón, quien nunca terminó de entrar en la gente, muy a pesar de llegar a la final de la Copa Libertadores de 2023. El actual entrenador de Colo-Colo renunció tras la derrota frente a Fluminense en el Maracaná, hace poco más de 10 meses.
A ellos hay que sumarle a Mariano Herrón, el DT de la Reserva que se vistió de interino cuando lo llamaron y que pudo quedar al frente del equipo si sacaba algún resultado resonante. Su mejor chance se dio tras la partida de Almirón, cuando dirigió a Boca en la derrota contra Estudiantes por las semifinales de la Copa Argentina. Era la oportunidad de clasificar también a la Libertadores 2024, y todo volvió a foja cero, con la apuesta por Diego Martínez.
¿A dónde apuntará Riquelme ahora? Tendrá que analizar bien porque no puede volver a fallar, porque los hinchas, que lo aman y lo amarán por lo que dio adentro de la cancha, ya empiezan a bajarlo del póster por las malas elecciones y por el último mercado de pases, que quedó muy expuesto al ser comparado con el de River, el clasico rival.
Guillermo Barros Schelotto y Fernando Gago son dos conocidos de la casa y que tienen pergaminos. Eduardo Domínguez arribaría con el respaldo de su suegro Carlos Bianchi. Gustavo Quinteros, que deslumbra en Vélez, sería una nueva apuesta. El intenso Gabriel Heinze, un sueño. Martín Palermo, una utopía descartada por el propio protagonista. José Pekerman, tal vez una llegada tardía.
Los nombres se acumularán y se hablará horas y horas. Los hinchas gritarán sus preferencias. Pero Román, esta vez, no puede fallar.