Setenta años antes de que Franco Colapinto se convirtiera en compañero de Alex Albon en Williams, un argentino y un tailandés compartieron equipo durante un breve tiempo en los albores de la Fórmula 1: Juan Manuel Fangio y el Príncipe Bira -en el documento Birabongse Bhanudej Bhanubandh- en Maserati en 1954, cuando el Chueco logró el tercero de sus cinco títulos aunque ya al mando de un Mercedes Benz. El de Balcarce ganó esas dos carreras puntuables de Argentina y Bélgica, mientras que el nacido en Bangkok fue séptimo y sexto, respectivamente.
Algo de ese 20 de junio de 1954 en Spa-Francorchamps se revivió el 1° de septiembre de 2024 en el que Colapinto debutó como piloto de F1 en Monza. El argentino completó 12° el Gran Premio de Italia, tres puestos por detrás de Albon. Pero el tailandés supo entonces y comprendió después que ese argentino de 21 años le representaría un reto distinto al del canadiense Nicholas Latifi y el estadounidense Logan Sargeant, sus compañeros desde su llegada a Williams en 2022, justo antes del desembarco de Carlos Sainz en 2025.
La trayectoria del piloto de 28 años en F1 se remonta a 2019, cuando empezó a correr en Toro Rosso, el equipo satélite de Red Bull. Atrás quedó esa adolescencia sombría en la que estuvo a punto de abandonar su sueño cuando en 2012 su mamá fue presa por defraudación y estafa cercana a los 10 millones de dólares, su papá Nigel los abandonó a él y a sus cuatro hermanos y la escudería austríaca lo sacó del programa de jóvenes promesas.
«Yo tenía 15 años y pasé a ser el hombre de la casa», recordó Albon en la segunda temporada de Drive to Survive (Netflix). «2012 fue el año más difícil de mi vida. Estuve en el tribunal, vi cómo se la llevaban. Yo era piloto de Red Bull Junior pero era la oveja descarriada. Iba a las carreras pero con la mente en otra cosa. Y me sacaron. Que te saquen es un gran golpe», reconoció.
Sin apoyo ni dinero, lo que hizo entonces para no ser eyectado del automovilismo fue aprovechar su «herencia tailandesa» y buscar patrocinadores en el país asiático. El golpe, además, admitió que lo hizo «más ambicioso»: «Me habían quitado la oportunidad de estar en la F1 y me di cuenta de cuánto quería lograrlo»
Tras 12 carreras en Toro Rosso, Albon saltó a Red Bull, que le sacó prematuramente la butaca a Pierre Gasly. En su primer GP, en Bélgica el 1° de septiembre de 2019, fue quinto tras largar 17°, mientras Max Verstappen abandonaba antes de completar la primera vuelta, tras tocarse con el Alfa Romeo de Kimi Raikkonen e irse contra el muro en La Rouge.
La semana siguiente, en Italia, fue sexto, dos puestos por delante del neerlandés. Parecía ser el mejor comienzo como compañero del desafiante Mad Max, pero no fue así. Su estadía duró 26 carreras: solo en 7 obtuvo una mejor posición que el ahora tricampeón del mundo (Japón 2019, México 2019, Austria 2020, Italia 2020, La Toscana 2020, Emilia Romaña 2020 y Sakhir 2020) y esa falta de competitividad lo sacó del equipo -Checo Pérez logró seducir a Christian Horner con ese cuarto puesto en el Racing Point- y también de la F1.
«Todo el mundo espera que estés al nivel de Max, pero pocos entienden lo difícil que es eso», contó tiempo después. Para no perder ritmo, entonces, se fue al DTM, el campeonato de turismo alemán. Y, lejos de lo que se creía, se fortaleció mentalmente e hizo crecer su confianza para al año siguiente transformarse en el líder de Williams. «No fue fácil de aceptar, pero sabía que todavía tenía mucho que aprender», explicó.
Llegó a una escudería británica en crisis y en plena transformación, luego de que Claire Williams vendiera el equipo de su padre Frank a Dorilton Capital en agosto de 2020. Con George Russell como activo de Mercedes, el tailandés apareció como un piloto de experiencia para reemplazarlo y sumarse a un Nicholas Latifi que pese a los choques aportaba un capital necesario para poner los autos en la pista.
Así, no sorprendió que Williams cayera al último lugar del Mundial de Constructores en 2022, dos puestos por debajo del año anterior y con apenas ocho puntos. De esa cantidad, la mitad los entregó Albon, mientras que Latifi y Nick de Vries, reemplazante en Italia de un piloto tailandés internado por apendicitis, se repartieron en partes iguales los otros cuatro.
Con la experiencia al frente de un equipo, un FW45 que superó a su antecesor y James Vowles como jefe tras dejar un puesto como ladero de Toto Wolff en Mercedes, Alex Albon le dio a Williams 27 de las 28 unidades con las que saltó tres puestos hasta el séptimo lugar el año pasado. Pero al lado tuvo a un Logan Sargeant que sumaba más deudas por sus choques que puntos en el campeonato.
Por eso, no es descabellado afirmar que no tuvo la presión de un compañero de equipo hasta que hace un mes Franco Colapinto debutó como piloto en la F1. «Fue una primera carrera impresionante. También fue su primer tramo largo de todo el fin de semana, hay que tenerlo en cuenta. Manejó muy bien los neumáticos. Yo tuve que usar mucha de mi experiencia para cuidar el delantero izquierdo y él lo hizo de primera. Tuvo una muy buena carrera. Creo que puede estar orgulloso de este fin de semana», lo elogió en Monza.
No pasó lo mismo dos carreras después en Singapur. Tras el inolvidable GP en el callejero de Bakú, donde Colapinto se clasificó por delante tuyo (noveno contra décimo) y sumó sus primeros puntos en su segunda presentación, el tailandés se quejó en la radio por la maniobra del argentino en la curva 1 del circuito de Marina Bay: «¡Franco se lanzó como una bomba! ¿Qué está haciendo?».
Tras abandonar en la vuelta 15 de un GP en el que Colapinto quedó al borde de los puntos (11°) por un error de la estrategia de parada de Williams, Albon vio las imágenes de la largada y se arrepintió: «Su maniobra estuvo bien. Creo que él también se sorprendió. Al final, creo que cualquiera en su posición hubiera hecho lo mismo«, reconoció en ESPN. Y agregó: «Vi la maniobra y creo que al final fue una buena maniobra de Franco. No creo que haya habido malas intenciones. Solo que complicó un poco nuestra carrera, y al final también tuvimos otros problemas».
Tras esta seguidilla de tres carerras, Williams apaece con 16 puntos en el octavo lugar del Mundial, 15 menos que Haas y a 18 de Racing Bulls cuando restan seis pruebas y busca un sexto lugar en el campeonato de constructores que no logra desde 2017. Albon es el que mejor rendimiento tiene, pero Colapinto buscará superarlo desde el GP de Estados Unidos en Austin, donde recibirá el paquete de actualizaciones que su compañero mostró en Singapur.
El 18 de octubre, cuando se ponga en marcha el primer entrenamiento en el Circuito de las Américas, el FW46 tendrá una modificación en la suspensión delantera. El director técnico de Williams, Pat Fry, detalló que se cambiaron «desde los propios elementos de la suspensión hasta los conductos de refrigeración de los frenos». «Todo es diferente. En cuanto a la parte aerodinámica, esta nueva suspensión es un paso razonable. También hemos conseguido reducir algo de peso», sumó.
Aunque Fry reconoció que el de Austin «no será la pista ideal para ver cómo funcionan las novedades porque es uno de esos circuitos en los que el factor peso tiene menos importancia y no se alcanzan grandes velocidades», el piloto más joven de la parrilla tendrá dos semanas más de trabajo en el simulador para encarar tres fechas seguidas en tres circuitos tradicionales en los que nunca corrió. Solo en la pista podrá demostrar si seguirá desafiando a Albon justo antes de que Sainz lo releve.
Para Albon, en tanto, estas seis carreras que le quedan a la temporada también le servirán para hacer crecer su perfil en una F1 donde nunca fue considerado por los equipos top desde que era un novato y Red Bull decretó que no era competencia suficiente para Verstappen.