La administración del presidente Donald Trump ha decidido retirar progresivamente parte de la asistencia en seguridad que Estados Unidos brinda a varios países europeos ubicados en la frontera con Rusia, como Estonia, Letonia y Lituania.
Esta medida se enmarca en la política exterior de »America First», que prioriza la reducción de la ayuda extranjera y promueve que los aliados internacionales asuman una mayor responsabilidad en su propia defensa.
Según fuentes cercanas al tema, el gobierno estadounidense ha optado por no renovar el financiamiento de programas claves como la Sección 333 y la Iniciativa de Seguridad Báltica (Baltic Security Initiative), cuya financiación fue aprobada por el Congreso hasta septiembre de 2026.
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Estos programas, gestionados por el Departamento de Defensa, han sido fundamentales para entrenar y equipar a los ejércitos de los países bálticos, considerados la primera línea de defensa ante una posible agresión rusa.
Un alto funcionario de la Casa Blanca justificó la decisión señalando que, desde el inicio de su segundo mandato en enero de 2025, Trump firmó una orden ejecutiva para revisar y realinear la ayuda exterior de Estados Unidos. El funcionario aseguró que esta acción fue coordinada con los países europeos afectados y responde a la visión del presidente de que Europa debe asumir un rol más activo en su seguridad regional.
La decisión ha generado interrogantes tanto en Europa como en sectores progresistas de Washington. Líderes de defensa europeos han manifestado que la presencia de tropas estadounidenses y el respaldo militar de Estados Unidos son »elementos disuasorios clave» frente a las amenazas del Kremlin. Un diplomático europeo señaló que »los rusos solo prestan atención al dinero, las tropas y la bandera estadounidense».
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Por su parte, la senadora demócrata Jeanne Shaheen, miembro destacado del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, criticó la medida calificándola de »errónea y peligrosa». Argumentó que recortar el entrenamiento y apoyo a soldados aliados puede poner en riesgo a las propias tropas estadounidenses que operan junto a ellos.
La retirada de fondos representa una reducción significativa en la inversión militar estadounidense en la región. De hecho, entre 2018 y 2022, la ayuda acumulada ascendió a 1.600 millones de dólares.
Aunque en junio de 2025 los miembros de la OTANacordaron elevar su gasto en defensa al 5 % del PBI, expertos señalan que este aumento no será suficiente para compensar el vacío presupuestario que dejará Estados Unidos, al menos a corto plazo.
Aunque Trump ha sido crítico con Ucrania por no »hacer lo suficiente» para terminar el conflicto, su gobierno también ha ofrecido apoyo militar, como la venta de armas por 825 millones de dólares a Kiev en agosto, incluyendo misiles de largo alcance.
A pesar de los recortes, la administración Trump sigue comprometida con mantener la presencia militar estadounidense en Polonia.
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