El histórico juicio por las muertes de bebés en el Hospital Neonatal puede convertirse en un escenario político y será muy difícil de no vincularlo con lo electoral. Aquí estamos ante dos víctimas claramente identificadas: primero, los recién nacidos que fallecieron y que aún desconocemos los motivos; y luego las madres, que no tienen respuestas. Mientras la búsqueda de la verdad se desarrolla tanto en la sala como en los pasillos, actores secundarios podrían sumar tensión en momentos de hipersensibilidad.
El primero en presentarse fue el dirigente Sebastián García Díaz, quien estuvo acompañado por la senadora Carmen Álvarez Rivero. Ambos acudieron al edificio de Tribunales II para expresar su solidaridad con las víctimas. Desde la puerta, grabaron un video llamando a “todo el arco político de Córdoba, especialmente a la oposición, para que la verdad salga a la luz cueste lo que cueste y caiga quien caiga”. Álvarez Rivero incluso declaró: “Escuchando el testimonio de las víctimas lloro con ellas porque, como madre, puedo intuir su dolor y su sed de justicia”.
¿Campaña electoral en el horizonte?
Con estas intervenciones iniciales, se anticipa un desfile de dirigentes opositores y titulares de organismos relacionados con la salud o encargados de los cuidados infantiles que asistirán al juicio. Aunque muchos probablemente evitarán hablar con la prensa, otros podrían aprovechar el momento para emitir declaraciones y mostrarse cerca del dolor de las familias.
Muerte de bebés en el Neonatal: la primera semana del histórico juicio, en frases de los protagonistas
Sin embargo, surge una pregunta clave: ¿qué puede aportar la política en este caso? La utilización del dolor ajeno como plataforma para hacer campaña política cruza límites éticos. Ya en su momento el exlegislador y exesposo de Pampita, Roberto García Moritán, intentó sacar provecho político haciendo un video en pleno conflicto en la puerta del Neonatal. Fue duramente condenado.
Pensemos juntos. Si quien se presenta fuera un funcionario o legislador integrante del actual gobierno, la pregunta que surgiría es: ¿su presencia en la sala es para presionar a los jueces, apoyar a los funcionarios acusados o a la investigación? ¿Qué autoridad tiene? No tiene nada que hacer ni opinar.
En caso de ser un opositor, solamente tendría habilitada la participación alguien de reconocida trayectoria en casos de salud o procesos similares. Pero estarían caminando al borde de la cornisa para no caer en los cuestionamientos.
A diferencia de lo logrado por Soledad Laciar, madre de Blas Correas, y su familia, quien impulsó cambios institucionales significativos, este juicio no parece orientarse hacia transformaciones de esa magnitud. Aquí está sentado en el banquillo el propio exministro de Salud, Diego Cardozo, y gran parte de la cúpula del nosocomio, acusados de “ocultamiento” e “inacción”.
Mientras el desenlace podría convertirse en un desafío político para el oficialismo, lo prioritario sigue siendo que la Justicia otorgue respuestas contundentes a las madres. Sólo así podrán cerrar el capítulo más doloroso de sus vidas.