Axel Kicillof tiene demasiados frentes abiertos. Es que a la pelea partidaria a la que lo somete el kirchnerismo ahora agregó una avanzada opositora que lo debilita y un grupo de intendentes que lo sostienen, pero que exigen a cambio. Sus chances de ser presidenciable en 2027 dependerán de una buena gestión en Provincia, pero también de que los dardos que vienen desde todas las direcciones no le hagan demasiado daño a su imagen.
Lo primero que tiene que arreglar el gobernador de Buenos Aires es su interna con Cristina y Máximo Kirchner. Tiene dos caminos: buscar un acuerdo y esperar que sea respetado por La Cámpora, o rebelarse a quien fuera su madrina política y convertirse en el líder del PJ. Kicillof no se decide.
Luego, tiene que ocuparse de mantener la guardia alta por los ataques opositores. La inseguridad es su debilidad: cada tragedia en su territorio será una oportunidad para que desde La Libertad Avanza y del PRO le marquen sus falencias. Lo sufrió en los últimos días: “No hagan campaña con esto”, imploró el gobernador. Entendió que le encontraron su Talón de Aquiles.
Pelea con Milei.
“La provincia es un baño de sangre y aparece a hacer ruido político en una marcha”, se quejó Javier Milei luego de que Kicillof fuese a la manifestación del colectivo LGBTIQ+. El Presidente había iniciado su reclamo a través de Twitter: “Los bonaerenses ante la desidia, la inoperancia y el garantismo del Gobernador Kicillof, están sufriendo una catastrófica ola de inseguridad”, escribió.
Kicillof intentó frenarlo en primera instancia. “Me repugna verlo lucrar políticamente con la muerte de un bonaerense”, escribió en redes. Y luego, buscó retrucar: “Milei nos cortó los fondos de seguridad”, dijo en una entrevista en C5N. Y agregó: “El gobierno nacional es responsable por el narcotráfico”.
La disputa tiene un aspecto positivo, que Kicillof se ocupa de explotar: lo eleva a la posición de contendiente del Presidente. El gobernador busca polarizar con el libertario y así dejar a otros dirigentes de la oposición sin chances de entrar al ring. De hecho, apodaron el “frente anti Milei” al grupo de intendentes con el que se reúne en busca de crear un espacio autónomo, independiente de los deseos de Cristina. La estrategia de esta parte del peronismo es clara: buscan que la única decisión posible sea Milei o Kicillof.
Pero la liga de 35 intendentes también tiene sus exigencias. Es que el futuro de muchos de ellos está en riesgo con el límite a las reelecciones indefinidas que se hizo ley en la gestión de María Eugenia Vidal y que aún no se modificó. Le piden al gobernador que ejerza su influencia en la Legislatura para tener sobrevida en sus distritos.
Desde el PRO también cruzaron a Kicillof. Vidal, como referente en Provincia (aunque en el último tiempo volvió a caminar Capital), lo cruzó: “Asesinaron a un delivery a puñaladas. Los trabajadores salieron a reclamar. Kicillof ordenó reprimirlos. La bonaerense tiró a una mujer de su moto, la redujo y la golpeó frente a las cámaras. ¿Así defienden los derechos de las mujeres?”. El gobernador no respondió: elige sus batallas.
Interna.
Pero el problema más grave para el bonaerense está en que no logra que Cristina lo avale. El plan de congeniar con la presidenta del PJ tiene una debilidad de base: Máximo. El hijo de la ex presidenta impide cualquier tipo de acuerdo, por lo que a Kicillof le queda un solo camino, la rebelión.
La liga de intendentes le dio su aval para que desdoble las elecciones. El gobernador sabe que si lo hace dejará al armado nacional que comanda Cristina muy debilitado, pero si no lo hace corre el riesgo de ser arrasado por La Libertad Avanza.
Una encuestadora midió a los dirigentes en Provincia y el resultado fue poco alentador: el mileísmo lidera la intención de votos en territorio bonaerense por 33.9% contra 21.2% del PJ, dice el trabajo de Pulso Research. En Provincia lo rechazan bajo el argumento de que es tendencioso. Pero ya tomaron nota de que si no consiguen autonomía, el dolor de cabeza va a ser mayor. Kicillof pidió esperar a que se resuelva en el Congreso de la Nación qué pasa con las PASO nacionales. Si se suspenden, se decidiría por desdoblar.
Los gobernadores peronistas ya le dieron señales al bonaerense de que lo van a apoyar. Pero entienden que debe superar su disputa con Cristina y Máximo por las suyas. Cada mandatario que intentó interceder, terminó herido. Kicillof sabe que, si quiere ser candidato a presidente, deberá superar esa prueba. Pero mientras recorre el camino, recibiendo golpes de adentro y de afuera. Para transformarse en candidato, debe resistir a todos los embates.