Javier Milei utilizó el discurso de más de una hora que dio ante el foro empresario del IAEF para ratificar y subrayar su objetivo de alcanzar la dolarización de la economía, advertir que vetará cualquier ley del Congreso que suponga aumento de gastos, y para volver a atacar y faltarle el respeto al presidente de España, Pedro Sánchez, con cuyo gobierno ya provocó un conflicto diplomático que está en riesgo de escalar. «Ya lo tengo match point a Pedrito, pese a lo que diga la progresía mediática», dijo burlonamente frente al micrófono, frente a la platea de representantes de empresas líderes en el mundo de los negocios.
España acaba de retirar a su embajadora del país tras la sucesión de agresiones verbales proferidas por el presidente argentino, primero desde aquí y esta semana durante su participación en un plenario de partidos de derecha y ultraderecha que se desarrolló cerca de Madrid. Allí trató de «corrupta» a la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez. Este martes, en el IAEF, utilizó un lenguaje ofensivo hacia el mandatario español, a quien llamó por su primer nombre en diminutivo y luego utilizó una metáfora tenística haciendo alusión a que tenía al borde de la derrota al mandatario español en el supuesto match en el que lo confronta.
En otro pasaje de un discurso que orilló por momentos la performance del stand up, y en otros pretendió erigirse en una exposición académica, Milei lanzó otra provocación al Congreso nacional tras quejarse de que «La Política sigue poniendo palos en la rueda» impidiéndole llegar a sus objetivos más rápido. «Ahora parece que empiezan a aparecer proyectos de subas del gasto: yo les aviso, por si les interesa, que cualquier proyecto que manden desde el Congreso que quiera romper el equilibrio fiscal, romper la caja y hacer volar este país por los aires, se los voy a vetar. Me importa tres carajos», aludiendo a que le despreocupan los costos políticos de no respetar la división de poderes.
En otra demostración de desprecio por la búsqueda de acuerdos o consensos para aprobar sus proyectos de leyes, dada la escasa representación que tiene en ambas cámaras, Milei lanzó otra advertencia en tono de provocación. «Si el Congreso no me saca ahora las reformas estructurales, no me importa. Lo voy a volver a intentar. Y si no me la dejan pasar, la paliza electoral que le vamos a dar el año que viene va a ser que cambie la composición del Congreso y pasemos todas las reformas. No me importa cuánta voluntad tenga la política sucia de seguir bloqueándonos. La vamos a hacer.Porque tengo…», dijo, haciendo con sus manos una señal de que se refería al tamaño de sus testículos.
«A mí hay un personaje de historieta que particularmente me encanta, que es El Zorro, porque era un anarco capitalista fabuloso, El Zorro tenía como enemigo, obviamente a (el capitán) Monasterio y todos sus soldados, o sea el Estado, que le sacaba los recursos para llevarselos a España… justo hoy menciono a Espana», dijo simulando un autorreproche. Y entre los aplausos y risas de hombres y mujeres de negocios, se acercó al micrófono y susurró: «Bueno, igual, ya lo tengo match point a Pedrito, pese a lo que diga la progresía mediática».
El presidente de la Nación hizo reiterados cuestionamientos a quienes criticaron su modelo, acusándolos de «ignorantes» e «incapaces». Pero al gobierno de Alberto Fernández le lanzó una imputación más grave, al señalar que le había dejado, a la gestión actual, vencimientos de deuda en pesos y otros compromisos de muy corto plazo, «que el gobierno anterior, tan amigablemente (ironizó), pasó todo a un día (de plazo), ¿saben por qué lo hizo? Porque pensaron que nosotros íbamos a liberar todo sin mirar el problema de stocks (de deuda), y si haciamos eso generarábamos una hiperinflación, y en enero (de este año) ya había otro gobierno. Pero no le dimos el gusto, todavía estamos acá y con la inflación cayendo», completó. No hubo aplausos.
MIlei cerró su presentación volviendo a poner sobre la mesa el objetivo de dolarizar la economía por vía de «la competencia de monedas». Señaló que una vez que el Banco Central «termine de limpiar su balance», es decir liquidar su deuda en pesos, podrá iniciar ese proceso. «Habrá competencia de monedas, cualquiera va a poder elegir con cuál comerciar. Dólar, yen, remimbí, euro, no me importa. El Banco Central ya no comprará los dólares a los exportadores, lo podrán utilizar libremente para los pagos internos. El uso del peso argentino se va a ir achicando, reemplazado por las otras monedas. Y cuando sea chiquitito, ¿qué voy a hacer? Lo elimino», dijo con una sonrisa de satisfacción.
«Ahí, automáticamente, dolarizamos, terminamos con la inflación para siempre, le quitamos la navaja al mono asesino que es La Política, y nos vamos a poner a trabajar en hacer las reformas estructurales para que, en 35 o 40 años, Argentina vuelva a hacer una potencia».
Varios de los poderosos hombres de negocios que lo convocaron al Foro de IAEF, escucharon gozosos la exposición. La idea de terminar con la moneda soberana, y con La Política, entusiasma a más de un referente del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas.