El martes, antes del feriado por el Día de la Independencia, la oposición cerró en la Cámara de Diputados el primer semestre del año. Sucedió con dos demostraciones de fuerza que anticiparon un síntoma inquietante para el presidente Javier Milei. Fue durante la misma jornada de vencimiento de las facultades especiales que el Congreso le delegó al Ejecutivo a través de la Ley Bases. Esos poderes vencieron el mismo día donde la oposición anticipó en la Cámara baja parte del cambio de clima que afrontó el oficialismo dos días después en el Senado. Las cinco derrotas que afrontó el oficialismo en el Senado fueron precedidas por otras dos que se cocinaron en la Comisión de Presupuesto de la Cámara baja, conducida por José Luis Espert. Los proyectos para una nueva ley de financiamiento universitario, junto a la declaración de la emergencia pediátrica a nivel nacional, consiguieron dictamen el martes y, a pesar del apuro de un sector de la oposición, recién serán tratados dentro de un mes.
Hasta entonces los bloques de Unión por la Patria, Encuentro Federal, Democracia para Siempre y un sector de la UCR no reactivarán la ofensiva opositora. No tienen apuro porque fueron originadas por dos emplazamientos votados para obligar a Espert a tratar los textos en la comisión que preside. Así arrancó julio para el oficialismo: con dos votaciones de 161 y 164 voluntades para forzar el tratamiento.
Los dos emplazamientos fueron votados en la sesión del 2 de julio para ponerle fecha y hora a los tratamientos que Espert buscó evitar. Las voluntades que se cosecharon en el primer miércoles de este mes proyectan una aprobación segura a partir de agosto. Será el punto de partida para una nueva pulseada con el Poder Ejecutivo, semejante a la sanción de la norma de financiamiento universitario durante el año pasado. Milei la vetó y después consiguió en Diputados reunir el tercio necesario para evitar que la norma fuera ratificada, es decir, para obtener el blindaje del veto. Fueron los días de los 86 diputados que Milei llamó “héroes” y que originó un primer cisma dentro del bloque de la UCR.
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Milei aseguró que no buscará la renovación de las facultades extraordinarias de la Ley Bases porque no las necesita. Sin embargo, el oficialismo no cuenta con los mismos votos que juntó hace un año. Ese dato quedó al desnudo esta semana y sumó dos aceleradores en el Senado. El primero fue el reclamo de los gobernadores de todos los colores. Se unieron por primera vez en 18 meses para conseguir la sanción de una ley que obligue al Gobierno a distribuir los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y también la recaudación del Impuesto a los Combustibles Líquidos. Ambas iniciativas fueron parte de las derrotas sufridas por el Gobierno el jueves pasado. Cada una obtuvo 56 respaldos, una cifra que superó ampliamente los dos tercios del Senado. Con ese impulso serán giradas a Diputados, donde la oposición no activará esos movimientos hasta que no haya resuelto la aprobación de los dictámenes obtenidos el martes pasado para aprobar la nueva ley de financiamiento universitario y la emergencia pediátrica que, además, incluye un artículo para restituir las residencias médicas que el Gobierno derogó para el Hospital Garrahan. Las reemplazó por una beca que, a la luz de los números que surgen en el Congreso, podría durar menos de lo esperado por el ministro de Salud, Mario Lugones.
Las abrumadoras mayorías que fueron plasmadas en el Senado dejaron más señales para lo que vendrá en Diputados. La Cámara alta transformó en ley las dos primeras demostraciones de fuerza opositoras. Se trata del aumento jubilatorio, la extensión de la moratoria previsional por dos años y una emergencia en discapacidad. Milei anunció que las vetará. En materia previsional reeditará la anulación que aplicó el año pasado a la primera ley de financiamiento universitario y a otra reforma jubilatoria que tampoco pudo ser ratificada el año pasado. De aquella pulseada de 2024, ahora se suma la pinza que impulsa la oposición en las dos cámaras. Son muchos más frentes abiertos para Milei en comparación con el año pasado. Hay un agravante que el jueves pasó casi inadvertido en el Senado. Entre las cinco derrotas infligidas al Gobierno, la oposición también rechazó el veto presidencial contra declaración de la emergencia en Bahía Blanca. Sumó 51 rechazos. La cifra también superó los dos tercios. Si ese porcentaje se repite en Diputados, el oficialismo habrá perdido la posibilidad de blindar ese veto. En la Casa Rosada se aferran a los acuerdos electorales con el PRO para mantener el tercio tapón, pero la cantidad de malheridos que dejaron otros pactos provinciales fallidos ya sumó descontentos radicales y de fuerzas provinciales que podrían desquitarse en el Congreso.