Ara Meniño estudia medicina pero su prioridad es impulsar su local. Quiere generar es una conexión única y de calidez con sus clientes. “Busco que la gente se sienta como en su casa”, relató a TN.
Dar inicio a un emprendimiento, la mayoría de las veces implica enfrentarse a miedos, incertidumbres y cuestionamientos, ya sea por no saber si funcionará o simplemente por comenzar con algo nuevo. Ara Meniño tenía claro todo lo anterior, pero nunca dudó en dejar de lado su sueño y hoy es dueña de una cafetería con tan solo 19 años cumplidos hace un mes.
A fines del 2023, la joven tenía ahorrados 6 mil dólares y un objetivo por cumplir: abrir su propio local con el fin de poder trabajar solo de eso. “Siempre supe que iba a ser una cafetería, porque soy fan del café y uno de mis planes favoritos es ir a merendar”, relató en diálogo con TN.
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Aproximadamente a mitad de año encontró el espacio perfecto y desde ese momento no dejó de trabajar en él para que, solo unos pocos meses después, pueda inaugurar lo que se convertiría en el lugar preferido de todos sus días. “A muchas personas a las que les contaba me decían ‘no te ates a un negocio siendo tan chica’, pero no me importó”, sostuvo.
Empleados sin experiencia y transmisión de valores: lo primordial de la cafetería
Al terminar del colegio, con 17 años, Ara viajó a Tierra del Fuego y trabajó por varios meses como guía turística y moza. “Me di cuenta de que me gustaba mucho el servicio, el contacto con las personas. Volvía energizada”, relató. Esto influyó en lo que ella quería para su futuro y fue por eso que comenzó a ahorrar la mayoría de su sueldo para después invertirlo.
Cuando volvió a Buenos Aires y buscó empleos relacionados con eso, notó que no encontraba el mismo ambiente que en el interior, donde sentía la calidez y un trato diferente hacia los clientes. “Empecé a notar que en todos los lugares era igual, donde eras un cliente más”, sostuvo. Desde entonces la visión se enfocó en llevar adelante su propio proyecto a su manera y su forma.
¿Cuál era su meta? Abrir una cafetería donde pueda inculcar los valores que ella quería y conectar de una manera especial con las personas que iban a consumir. “Queremos transmitir la conexión humana”, aseguró. Para eso, busca la manera en que los clientes se sientan cómodos, como en sus casas y tengan ganas de volver.
Otro de los puntos claves que consideró antes de abrir su negocio, fue la falta de experiencia que debían tener sus empleados, ya que buscaba darle la oportunidad a personas que no hayan tenido un aprendizaje previo y puedan formarse en ese lugar. “Cuando terminás el colegio es obvio que no vas a tener experiencia en nada y todos los lugares piden gente que la tenga”, dijo.
“No considero que trabajen para mí, sino que son personas que trabajan conmigo para construir lo que es el local en conjunto”, aclaró. A su vez, aseguró que muchas veces las decisiones de todo lo que tenga que ver con el local las toman en conjunto.
El sueño que finalmente se cumplió un 21 de enero
“Dos días antes de la inauguración trabajé hasta 16 horas por día”, contó Ara sobre sus comienzos.
Pero finalmente, todo se acomodó ese 21 de enero de 2024. “Vino todo el mundo y fue como un descanso gigante, aunque se me pasó re rápido por todo lo que trabajé. Fue un día hermoso”, dijo.. “Te llena el alma saber que hay gente que está viniendo y después vuelven a probar lo mismo”, agregó.
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El nombre fue lo que más le costó elegir y de las últimas cosas que definió para dar inicio a la cafetería, donde todos los productos son artesanales. “No encontraba uno que me gustara y si lo encontraba ya estaba usado. Tenía el logo, todo, menos el nombre”, expresó.
Después de pensarlo y combinar palabras al azar, nació el nombre definitivo: Lately Café. “Tiré todas las palabras que tenía en una hoja y la elegí. Además, la primera parte suena como latte (café con leche en inglés) y me gusta”.
Por otro lado, aseguró que el logo que representa a la marca sí tiene un significado importante para ella. “Soy fanática de la película Alicia en el país de las maravillas, y fue por eso que elegí un conejito”, dijo. Si bien la estética del lugar aún no está cien por ciento definida, hay un detalle que llama la atención de los clientes que lo visitan: los vasos de cartón de take-away son dibujados a mano por ella.
Día a día, esta estudiante de la carrera de Medicina en la UBA se enfoca en mejorar y hacer crecer su propio negocio, dejando en claro que actualmente su prioridad es Lately. “No me importa atrasarme en la facultad. Hoy no es una presión adicional”, afirmó.
Por último, Ara mencionó otro proyecto con el que sueña a futuro: abrir distintas franquicias impulsadas por el negocio principal y que sean jóvenes quienes inviertan en ellas para abrir su propio local.