domingo, 6 octubre, 2024
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La mirada del FMI sobre la economía global

El FMI se muestra optimista respecto del menor riesgo de contagio financiero que existe en la actualidad respecto de la situación de un año atrás, cuando la quiebra de bancos norteamericanos y europeos amagó con convertirse en una nueva crisis global. La inflación, a nivel mundial, se redujo y también lo hicieron las tasas de interés, lo cual otorga más «normalidad» al funcionamiento económico, aunque el organismo advierte por los altos niveles de endeudamiento que conviven con un menor crecimiento.

«En los mercados financieros ha reinado el optimismo por las expectativas de que la desinflación mundial esté entrando en su ‘último tramo’ y la política monetaria se flexibilice. Las tasas de interés han bajado, en general, en todo el mundo, las acciones han subido en torno a un 20 por ciento a escala global y los diferenciales de la deuda empresarial y soberana se han reducido notablemente. En consecuencia, la probabilidad estimada de salidas de capitales durante el próximo año se ha reducido para todos los mercados emergentes», dicen los técnicos del Fondo.

El organismo publicó dos informes importantes relacionados a la marcha de la economía mundial en el marco de las reuniones de primavera de esta semana en Washington. Se trata del Informe de Estabilidad Financiera y el Monitor Fiscal.

«A pesar de que el proceso de desinflación todavía no ha concluido, la confianza en un aterrizaje suave de la economía mundial está aumentando ante la publicación de datos económicos mejores de lo previsto en muchas partes del mundo. Tanto los inversionistas como los bancos centrales prevén una relajación de la política monetaria en los próximos trimestres, ya que entienden que las subidas de las tasas de interés acumuladas durante los dos últimos años han creado unas condiciones monetarias suficientemente restrictivas para lograr que la inflación descienda hasta las metas fijadas por los bancos centrales», indica el análisis del FMI.

«Hasta ahora, las grietas del sistema financiero —puestas al descubierto por las altas tasas de interés durante el ciclo de endurecimiento de la política monetaria— no han seguido fracturándose. Los sectores financiero y externo de los principales mercados emergentes han demostrado resiliencia durante todo el ciclo de subidas de las tasas. Las quiebras de bancos en Suiza y Estados Unidos en marzo de 2023 no se han propagado a otras partes del sistema, y los indicadores de solidez de la mayoría de las instituciones financieras denotan una continua resiliencia. Por tanto, los riesgos para la estabilidad financiera a corto plazo han disminuido, y el riesgo de que el crecimiento mundial se deteriore el próximo año es más bajo», concluye.

Riesgos

Por un lado, el Fondo advierte que «los descensos de los precios reales de los inmuebles residenciales se han debido al aumento de las tasas hipotecarias y han sido más pronunciados en las economías avanzadas (–2,7 por ciento interanual) que en los mercados emergentes (–1,6 por ciento). Durante el último año, los precios de los inmuebles comerciales han caído un 12 por ciento, en términos reales». Esto puede poner en riesgo los balances de determinados bancos muy expuestos a ese tipo de activos. Los datos del Fondo marcan que hay entidades bancarias que suman activos por valor de 33 mil millones de dólares, es decir, 19 por ciento de los activos bancarios del mundo, han incumplido al menos tres de los cinco principales indicadores de riesgo.

Asimismo, el organismo marca «vulnerabilidades a mediano plazo». «La deuda tanto pública como privada continúa acumulándose en las economías avanzadas y en los mercados emergentes, lo que podría agravar los shocks externos adversos y agudizar los riesgos de deterioro del crecimiento más adelante. Ha aumentado el número de mercados emergentes cuyos costos de refinanciamiento reales son ahora mismo elevados con respecto a su crecimiento económico», advierte. La deuda pública mundial se acercaría al 99 por ciento del PIB para 2029, impulsada por China y Estados Unidos.

Con respecto a la cuestión fiscal, el FMI indica que «los riesgos de desviación fiscal son particularmente elevados dado que 2024 es lo que se ha denominado el ‘gran año electoral’: 88 economías o grupos económicos que acumulan más de la mitad de la población y el PIB mundiales han celebrado o celebrarán elecciones durante este año. En las últimas décadas, el apoyo a un mayor gasto público ha aumentado en todo el espectro político, lo que hace que este año resulte especialmente complicado, ya que los datos empíricos muestran que, en años electorales, la política fiscal tiende a ser más flexible y las desviaciones, mayores».

Por ello, retoma su recetario preferido y dice que «es preciso poner fin inmediatamente a las medidas de apoyo de la era de las crisis, y ofrecer resistencia al ciclo presupuestario político y a la presión para seguir incrementando el gasto. Se necesitan reformas que contengan las crecientes presiones de gasto, por ejemplo, mediante la reforma del régimen de prestaciones sociales en las economías avanzadas afectadas por el envejecimiento demográfico y mejorando la focalización y la eficiencia de las redes de protección social para apoyar a las poblaciones más vulnerables».

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