Mientras la ingeniería comunicacional del Gobierno de Javier Milei busca instalar que la inflación está en un camino a la baja, el ministro de Economía, Luis Caputo, hace equilibrio con un doble discurso que evidencia los problemas que el Ejecutivo Nacional tiene para controlar el asunto: por un lado, afirma en público que «los precios seguirán bajando»; por otro, en reuniones con empresarios pide encarecidamente que moderen las subas y las alineen a valores de mercado. Y con un dato particular: les reclamó a los empresarios que eliminen las promociones y bajen los precios reales para que el fenómeno de la baja «se vea en las mediciones del INDEC. Para que nos de el número».
Esa preocupación sobre el desborde de precios, además, parece no ser exclusiva de Caputo: en las últimas horas, el ex ministro de Economía de Menem y la Alianza, Domingo Felipe Cavallo, se puso heterodoxo y le sugirió al ministro que haga un esquema de contención con las empresas para evitar desbordes, porque «no puede ser que las empresas aprovechen para pegar un saque exagerado a los precios».
Caputo, que había arriesgado una inflación de febrero más cercana al 10 que al 20 por ciento, quedó cuestionado internamente por jugar a ese número cuando el presidente Milei adelantó que el dato sería, en realidad, superior al 15 por ciento. Es decir, una inflación que sigue en niveles muy elevados y lejos de estar en un proceso de baja paulatina. Además, ese discurso de la baja pronunciada de precios, que volvió a exhibir públicamente en un mensaje en X, no se observa en los papeles.
Caputo estuvo el miércoles último reunido con gigantes del consumo como Las Tres Niñas; Molinos Río de la Plata; Molinos Cañuelas; Quickfood SA; Establecimiento Las Marías; Procter & Gamble; Johnson & Johnson; Arcor; Mondelez; Mastellone; Loreal; Danone; Unilever; Compañía Industrial Cervecera; Coca Cola; Nestlé; y Quilmes. En ese encuentro, que el ministro vendió como cordial y con coincidencias de diagnóstico, en realidad pasaron otras cosas. Por un lado, el ministro prometió una escalera hacia abajo de la inflación, pero los empresarios le dijeron que «todo bien con los precios, pero no estamos vendiendo nada». Hubo firmas, sobre todas las de bebidas, que le pusieron sobre la mesa caídas en las ventas de entre 30 y 40 por ciento.
La jugada con el INDEC
Lo más llamativo del encuentro es que más allá de su efusividad pública, Caputo se mostró alarmado por las remarcaciones de precios, que se dan en un contexto de liberación total de los valores que decidió el propio Gobierno de Milei. En el comunicado formal de Hacienda, se especificó que «los funcionarios y los empresarios dialogaron sobre las políticas de promociones y descuentos en cada sector, enfatizando la importancia de que los precios de lista reflejen con fidelidad las condiciones de mercado». Pero la charla fue más dura: el ministro les pidió a las empresas que terminen de ofrecer promociones y que se dediquen a corregir a la baja los precios «para que se vean en los números de INDEC«.
Cuando lo escucharon, muchos tuvieron un deja vu. Al iniciar el gobierno de Mauricio Macri, allá por 2016, el entonces ministro de Economía, Alfonso Prat Gay, sentó a los fabricantes de canasta básica, les avisó que -como ahora- les levantarían todos los controles de precios, pero que terminaran de ofrecer promociones. Es que las ofertas que hacen las firmas, de 3×2 o descuentos con tarjeta, no son precios que registre INDEC para el cálculo del IPC. El instituto estadístico mide en base al precio de góndola, que no para de subir. Las empresas, con este ardid, mantienen los niveles de venta muy atractivos para los clientes, sin bajar o congelar sus precios.
«Mingo» la ve, pero complicada
En este contexto, Cavallo salió a mostrar preocupación por el desborde inflacionario. «Se han liberado todos los precios, algo que siempre quiso el sector privado y que es necesario para que una economía funcione normalmente», expresó el ex ministro. Y agregó que «no puede ser que las empresas aproveche eso para pegar un saque exagerado a los precios».
Según el economista, «en muchos casos las empresas dijeron ‘bueno, el dólar no está en $880, está en $1.200 o $1.300’ y aumentaron los precios en ese nivel». En esalínea, le pidió a Caputo que les pida a los empresarios que «colaboren más» si es que buscan que «la economía «funcione bien, abierta, con libertad en todos los mercados, sin que el Estado intervenga».
En paralelo, reclamó que el presidente Javier Milei y el ministro Caputo «tienen que lograr que el sector privado, los fijadores de precios, colaboren para que el Gobierno pueda bajar la inflación sin provocar tanta recesión»